REFLEXIONES TRAS LA BEATIFICACIÓN

El gran ente católico encabezado por su guía de occidente el Papa Pasado Dudoso, ha tenido a bien este domingo en beatificar a casi 500 curas, mártires de la cruzada y de la fe. A última hora el pontífice sustituyó "mártires de la guerra" por "del siglo XX", porque aunque le hubiera gustado ceñirse al guión original tenía que guardar las apariencias ante una prensa internacional muy crítica con lo que aconteció en la plaza vaticana. La pregunta es ¿le molesta a Clamor republicano este hecho? desde los postulados laicos que aquí se defienden los temas que atañen a los católicos sólo molestan si invaden terreno ajeno. Es decir, que se beatifiquen curas asesinados por algunas personas durante los años 30 no importa, siempre que se haga en un estricto ámbito privado religioso, allá la Iglesia con su falta de conciencia. Pero si se va a propagar a los cuatro vientos, que se airee también el papel de la Iglesia durante esos años, su participación en la perpetuación del modelo de explotación e ignorancia que tantos beneficios le daba.Quizá sin ese caldo de cultivo no tendríamos que lamentar la muerte de seres humanos, tan humanos, como fueron los que ellos mismos desde su catolicismo mataron con su apoyo al golpe de estado fascista y con su provechosa colaboración con el régimen. Más de un cura pistola en mano disfrutó dando el tiro de gracia a algún rojo fusilado, pero al mosén no se le podía tachar de desheredado sin cultura con afán de justicia, sino de egoísta revanchista que no quería perder sus privilegios. Y para ir más allá, qué pasa con los curas compañeros de profesión que no de confesión, porque quizá estos últimos si eran cristianos en los que había calado los mensajes de Jesucristo, que fueron asesinados por ellos mismos o por sus compañeros de viaje hacia esa España, Grande y Libre. España en la que tan cómodos han vivido controlando la educación, la sanidad y otros aspectos lucrativos de la vida de los ciudadanos durante 40 años y que sentó un precedente hasta nuestros días, en los que siguen beneficiándose de prebendas que tendrían que haber sido anuladas a la muerte del dictador.

Además tienen su propio medio de comunicación con el que castigar con su propaganda propia de otros tiempos en las que poderosas águilas anticonstitucionales surcaban nuestros cielos, y que seguro añoran. Les permiten el lujo de la impunidad porque la parcela de les regaló su Caudillo y que con tanto esmero trabajaron durante tanto tiempo les ha dado suculentos frutos de poder.

Pero lo que resulta más indecoroso es que confundan a la opinión pública ligando este tema a la Ley de la Memoria, volviendo a la cantinela de los bandos, los perdones y las reconciliaciones. Porque todos fuimos malos aunque el castigo recayó en los que defendieron un gobierno democrático y las glorias fueron para los que lo derrocaron. Y que salgan socialistas ponentes de la ley yendo a beatificar a sus familiares hablando de normalidad, cuando aquí nada es normal, o que el ministro Moratinos acuda a tan politizado acto, en contra de los que tendría que defender, es lamentable. No veo a Moratinos ni a ningún otro ministro en Santa Cruz de Moya o en otros lugares donde se rinde homenaje a los muertos víctimas del fascismo.

Entre los asistentes a tan magno acontecimiento muchas personas pertenecientes a los Legionarios de Cristo y otras sectas católicas, coreando el grito de España con sus banderas con el toro y alguna que otra con el águila por las calles del Vaticano. La imagen más triste de una España que no reconocemos como modelo de estado moderno.

No molesta este circo mediático con muy malas intenciones, o sí, sino la instrumentalización, el que se difunda ampliamente por una cadena pública que también pagan los ateos, agnósticos o simplemente los cristianos defensores de un estado laico, que existen, aunque la Iglesia no los contemple. Molesta que se le revista de oficialidad. Me gustaría ver equidad y la próxima vez que se haga un acto multitudinario por la recuperación de la memoria que se le de la misma cobertura por parte de los medios de comunicación, que vengan las autoridades competentes y que se hable de los asesinados por las libertades. Esos si son mártires, porque murieron por una idea más universal de justicia, esa que la dirección de la gran empresa Iglesia no conoce.

Lo que deberían hacer estos defensores de su particular fe, es pedir perdón por no haberse comportado como cristianos, pedir perdón a los creyentes y no creyentes, que sufrieron las duras consecuencias de una dictadura represora y asesina. Represión en la que no siempre fueron una fuerza pasiva, los pres@s supervivientes de las cárceles franquistas pueden dar auténtica fe de ello.