La farándula viene a rescatar al mundo de la memoria con sus medios y su tirón publicitario y lo hace poniendo en peligro lo que muchas asociaciones vienen denunciando a través de la pedagogía al ciudadano y en sus actos en la calle. Nombres reconocidos y conocidos por todos participan en un proyecto que se ha autodenominado cultura contra la impunidad. Han confeccionado un vídeo que consiste en breves dramatizaciones sobre la vida y muerte de republican@s y antifascistas. Hasta ahí no tendríamos mucho que objetar, es una iniciativa más de denuncia en la que se utiliza la palabra asesinato en varias ocasiones, término que hasta hace bien poco no se aplicaba a las víctimas del fascismo para no soliviantar a los herederos de los que tiranizaron a tiro limpio exterminador, a culetazos de fusil sometedores y encerraron tras sus nacionalcatólicas rejas a todo aquel que consideraron peligroso para su gloriosa cruzada.
El problema viene cuando cada uno de los famosos remata su intervención diciendo: no tuve juicio, ni abogado, ni sentencia. Es aquí cuando me quedo atónita, porque para qué necesitaban un juicio, un abogado o una sentencia quienes no habían hecho más que ejercer su condición de ciudadan@ en una democracia, defender la legalidad republicana o en su condición de antifascista repudiar a los golpistas. Es ese el gran problema de este vídeo, estos directores, actores y escritores llegarán a mucha gente, personas a las que las asociaciones de la memoria no tienen acceso por carecer de su atractivo mediático. Nosotros sólo tenemos nuestro trabajo y ese consiste en denunciar que las víctimas del franquismo son víctimas de una dictadura fascista que represalió a cientos de miles de personas, que lo hizo bajo un paraguas de impunidad que hoy en día sigue abierto . Que esas víctimas no son culpables de absolutamente nada, pues las malas hierbas que la transición no se encargó de limpiar han hecho que perdure la idea de que algo hicieron para acabar como acabaron. He oído en más de una ocasión, incluso de votantes de supuesta izquierda: es que claro, fulanito o menganito no era tan inocente pues estaba en la UGT o simpatizaba con las JSU, como si eso enturbiara la inocencia, que no debe ser probada, del que fue asesinado por sus ideas democráticas. Yo a estos les contesto: ¿qué pasaría si hubiera un golpe de estado ahora y empezara una depuración genocida como la que empezó en el 36 por parte del fascismo español, estaría bien matar a tu cuñado que está en un sindicato o a tu primo que milita en un partido de izquierdas? Y claro, balbucean y se quedan perplejos pues ni tan siquiera se lo habían planteado.
Así que les rogaría a los señores de la cultura que la próxima vez no hagan el juego a la transición y a sus vicios, que han convertido a nuestras víctimas en dobles y triples víctimas, cargando con una culpa que sólo corresponde a los verdugos, a los que los bendijeron y a los que hoy en día los amparan, coronados incluidos. Porque si uno pide un juicio, un abogado y una sentencia es como si, por un lado, necesitara que un sistema fascista ilegal hubiera demostrado su inocencia y, por otro, se le concede autoridad moral y legalidad a ese sistema, y eso es totalmente perverso. Así, si nos dejáramos de tibiezas reconciliadoras, de parecer políticamente correcto y se actuara con valentía, cada una de las intervenciones de estos representantes de la cultura deberían acabar del siguiente modo:
Me asesinaron impunemente unos fascistas a las ordenes del aparato represor de una dictadura, asesinos que jamás fueron juzgados, dictadura que jamás fue juzgada, hasta cuando.
Impunidad cero. Justicia toda. Anulación de los juicios del franquismo.
El problema viene cuando cada uno de los famosos remata su intervención diciendo: no tuve juicio, ni abogado, ni sentencia. Es aquí cuando me quedo atónita, porque para qué necesitaban un juicio, un abogado o una sentencia quienes no habían hecho más que ejercer su condición de ciudadan@ en una democracia, defender la legalidad republicana o en su condición de antifascista repudiar a los golpistas. Es ese el gran problema de este vídeo, estos directores, actores y escritores llegarán a mucha gente, personas a las que las asociaciones de la memoria no tienen acceso por carecer de su atractivo mediático. Nosotros sólo tenemos nuestro trabajo y ese consiste en denunciar que las víctimas del franquismo son víctimas de una dictadura fascista que represalió a cientos de miles de personas, que lo hizo bajo un paraguas de impunidad que hoy en día sigue abierto . Que esas víctimas no son culpables de absolutamente nada, pues las malas hierbas que la transición no se encargó de limpiar han hecho que perdure la idea de que algo hicieron para acabar como acabaron. He oído en más de una ocasión, incluso de votantes de supuesta izquierda: es que claro, fulanito o menganito no era tan inocente pues estaba en la UGT o simpatizaba con las JSU, como si eso enturbiara la inocencia, que no debe ser probada, del que fue asesinado por sus ideas democráticas. Yo a estos les contesto: ¿qué pasaría si hubiera un golpe de estado ahora y empezara una depuración genocida como la que empezó en el 36 por parte del fascismo español, estaría bien matar a tu cuñado que está en un sindicato o a tu primo que milita en un partido de izquierdas? Y claro, balbucean y se quedan perplejos pues ni tan siquiera se lo habían planteado.
Así que les rogaría a los señores de la cultura que la próxima vez no hagan el juego a la transición y a sus vicios, que han convertido a nuestras víctimas en dobles y triples víctimas, cargando con una culpa que sólo corresponde a los verdugos, a los que los bendijeron y a los que hoy en día los amparan, coronados incluidos. Porque si uno pide un juicio, un abogado y una sentencia es como si, por un lado, necesitara que un sistema fascista ilegal hubiera demostrado su inocencia y, por otro, se le concede autoridad moral y legalidad a ese sistema, y eso es totalmente perverso. Así, si nos dejáramos de tibiezas reconciliadoras, de parecer políticamente correcto y se actuara con valentía, cada una de las intervenciones de estos representantes de la cultura deberían acabar del siguiente modo:
Me asesinaron impunemente unos fascistas a las ordenes del aparato represor de una dictadura, asesinos que jamás fueron juzgados, dictadura que jamás fue juzgada, hasta cuando.
Impunidad cero. Justicia toda. Anulación de los juicios del franquismo.
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