El sábado 8 de septiembre se celebró una jornada en Belchite con motivo del 70 aniversario de la batalla que tuvo lugar en esta localidad zaragozana. Los actos consistieron, por la mañana, en un paseo por las ruinas del pueblo viejo de Belchite, localidad que Franco prohibió reconstruir para que se recordara la barbarie de los rojos. Acompañados por guías que explicaron pormenorizadamente como transcurrieron los actos bélicos que allí acontecieron se visitaron otros sitios de interés por los alrededores. Por la tarde hubo varios actos en el centro Belia del pueblo nuevo de Belchite, a escasos metros del viejo, pueblo que fue levantado en su mayor parte por los presos esclavos de Franco, trabajadores forzosos de la prisión de San Juan de Mozarrifar en Zaragoza.
Se empezó con una exposición fotográfica de Raúl Eduardo Arreseygor, Resonancias, sobre el pueblo viejo de Belchite, fotografías tratadas donde aparecen los protagonistas de aquellos días de 1937, como fantasmas testimonios del horror de la guerra.
Siguió la intervención de los arquitectos Javier y Sonsoles Borobio, nietos del arquitecto que en los años 20 llevo a cabo la obra del edificio del ayuntamiento de Belchite. Comentaron que la rehabilitación del pueblo viejo era un proyecto costoso a todos los niveles y no exento de polémica porque tenía que convencer al mayor número de personas posible y mientras esto pasaba los edificios iban cayendo, edificios históricos, algunos anteriores al siglo XVI, adobe que no entiende de plazos políticos. En esta intervención ya se empezó a vislumbrar por parte de algunos de los asistentes que tomaron la palabra, la vertiente económica que otros invitados retomaron más tarde.
A continuación se pasó un corto de Julián Álvarez, “Belchite, te guste o no”, una evocación al período de guerra y posguerra basado en las imágenes de las ruinas de Belchite, en cuya puerta de entrada se puede leer «Pueblo viejo de Belchite / ya no te rondan zagales / ya no se oirán las jotas / que cantaban nuestros padres», pintada anónima sin fechar que tanto emociona a los belchitanos.
Acto seguido le tocó el turno a Miguel Estruells del Centro de Estudios de la Batalla del Ebro, en Gandesa, quien después de hablar del museo que su asociación ha hecho realidad, empezó a quejarse de la falta de subvenciones por parte de la Generalitat, acusando a la misma de no dar dinero a ninguna asociación. Verdaderamente este señor no está en el mundo pues el Memorial Democràtic reparte su dinero entre los proyectos que se presentan cada año, otra cosa es como se distribuye. El hombre iba animándose en sus reivindicaciones, parecía una jornada sobre los presupuestos, hasta que empezó a hablar de que su asociación era apolítica, que su museo explicaba los horrores sufridos por unos y por otros, que él no entraba a decir quienes eran los buenos y quien los malos, en un ejercicio de equidad antidemocrático. Comparó lo que pasó en la cota 705, las pintadas de los falangistas a gloria del 18 de julio de 1936, a los que definió como cuatro gamberros sin más, con lo que pasó en un monumento a los caídos por Franco donde picaron el yugo y las flechas. La indignación iba creciendo entre algunos de los presentes hasta que habló el sr. José Manuel Montorio Gonzalvo, un hombre que de los campos
de concentración franceses pasó a luchar en la resistencia en Francia y que volvió a España como guerrillero. Montorio habló con indignación de como aquel señor podía hablar de buenos y malos y no tener claro en el 2007, quien era quien, quienes lucharon por la libertad y quienes la usurparon, su discurso arrancó los aplausos de la sala. Otro de los asistentes le hizo saber a Estruells que una asociación puede ser apolítica pero que en democracia tiene que condenar el fascismo, que quizá por eso no recibía subvenciones. La intervención de Miguel Estruells fue la primera que hizo alusión a la memoria como marca comercial a explotar.
Más tarde hubo una mesa con los siguientes ponentes: Alejandro Díez Latorre, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, Víctor Pardo Lencina, periodista, Mª Jesús Bono Lahoz, presidenta del Memorial Democràtic de Catalunya, Luís Raíces, de la ARMHA, Emilio Manrique del Foro de la Memoria de Aragón y Jaime Cinca, investigador de la comarca del Campo de Belchite, seguido de un turno de preguntas para el público.
Se escuchó de todo, pero una parte del discurso de algunos de la mesa fue un tanto vergonzoso, hablaron del tirón de la Recuperación de la Memoria como motor para revitalizar zonas deprimidas, turismo cultural lo denominaron, era para horrorizarse, pensé en Belchite convertido en un parque temático de la Guerra Civil, con venta de entradas y locales a propósito donde vender recuerdos. Qué pensarían todos los que dieron o los que les robaron la vida si además de ver que han sido ignorados, ahora los quieren convertir en atracción para turistas culturales y rentabilizar su desgracia económicamente. La Guerra Civil española no es la americana, a ver si dentro de poco nos tendremos que ver simulando batallas mientras comemos, reímos y bebemos. Entre las personas que habló del potencial de la memoria para levantar zonas deprimidas, poniendo como ejemplo las tierras del Ebro de Tarragona, estaba la Directora General del Memorial Democràtic, María Jesús Bono Lahoz, natural de Berge, del olvidado Teruel. Esta hizo un discurso técnico-político sobre las maravillas del Memorial y lo bien que se hacían las cosas en Catalunya, una intervención de autobombo. Parecía que había venido a buscar apoyo para aprobar la ley del Memorial Democrático en el Parlament, o nos concedió demasiado poder a los asistentes o pensó que el acto tendría más repercusión en prensa, pero se equivocó. La prensa aragonesa no se hizo eco de la jornada, sólo el Heraldo de Aragón habló del acto de Belchite para mostrar exclusivamente el proyecto para la rehabilitación del pueblo. Del Heraldo, no esperábamos otra cosa, pero en el Periódico de Aragón se escribió sobre el encaje de bolillos pero no de lo que vivimos el sábado en Belchite. Mª Jesús empezó por hablar de la poca calidad de la democracia en este país si aún teníamos que estar a vueltas con la represión franquista, pero no cayó en la cuenta de que ella no está exenta de responsabilidad, pues su grupo Iniciativa per Catalunya-Verds es parte del pacto con el que hace unos meses nos sorprendió IU, ella es participe de esta falta de democracia y del miedo que da todavía llamar a las cosas por su nombre.
La sensatez y la puntualización la pusieron los mayores, protagonistas de la represión fascista, y los asistentes en general con su criterio, hay que reconocer que hubo mucha gente en la sala, ocupando hasta las escaleras del recinto. También se expresó con total claridad Emilio Manrique del Foro por la Memoria de Aragón, quien hizo una intervención que mereció la pena ser escuchada, fue una catarsis pues de su boca salieron las palabras que muchos querían oír. Habló de democracia de baja calidad, de si a estas alturas teníamos que estar explicando todavía la diferencia entre democracia–república y dictadura fascista–franquismo es que este Estado no funciona como es debido. Denunció el ataque sistemático de la derecha que no condena el franquismo y la tibieza de muchos, políticos y ciudadanos, que con su dejadez se convierten en cómplices de esta falta de cultura democrática, contribuyendo a seguir con esta seudo democracia.
Cuando está la Ley de la Memoria en el tapete, con las presiones que están ejerciendo socialistas e IU sobre el mundo de la Memoria. Presiones que se traducen en firmas para un manifiesto por parte de aquellos que se sienten en deuda por algún que otro favor recibido. Manifiesto a favor de la farsa que quieren colarnos a todos. Cuando uno de los padres del documento es el sr. Villarejo, que hasta hace no tanto tiempo era un exponente beligerante contra la ley descafeinada del gobierno y ahora anda defendiendo las tesis de los que antaño criticó duramente -me gustaría saber a que es debido este cambio de actitud que de la noche a la mañana convierte a ilegítimo en sinónimo de ilegal-. Cuando la posición que ha adoptado referente a la Ley de la Memoria el partido de Mª Jesús Bono con su pacto para desbloquear el proceso - o la vergüenza de un partido que traiciona a los suyos sin pudor alguno para luego explicarles que era lo mejor que podían hacer –, pacto llevado a cabo con nocturnidad y alevosía. Con estos antecedentes, era obligada una pregunta, una persona del público le pidió que se pronunciara sobre la ley de la Memoria y que explicara a los presentes la diferencia entre ilegal e ilegítimo para ver si nos enterábamos del detalle y nos ilustraba a todos. No esperaba tal pregunta y se puso muy nerviosa, no le salían las palabras y cuando atinó a decir las que buscaba “ consejos de guerra ilegítimos “ pasó a explicarnos de nuevo lo fantástico que era el Memorial Democrático, dejando a su interlocutor sin respuesta y demostrando su gran talla política. Pero sí hizo hincapié en que era muy importante que la ley se aprobara en estos próximos meses porque nos podíamos quedar sin nada. Irene de la Cuerda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón retomó el hilo de la pregunta incómoda, explicando que la Ley de la Memoria que querían aprobar no cumplía los mínimos exigibles y que para que se aprobara semejante documento era mejor que no se aprobara. Dijo que a ella no le preocupaba, que estaba harta de que la asustaran con esto son lentejas si quieres las tomas y si no las dejas, que iba a seguir trabajando para conseguir justicia. Al fin y al cabo comentó, si gana Rajoy las elecciones ya ha anunciado a bombo y platillo que derogará la ley, para que tanta prisa. No hubo respuesta.
El periodista Víctor Pardo Lencina basó su intervención en la experiencia de Orwell como miliciano del POUM en los Monegros, fue una de los ponentes que remarcaron el carácter económico de la Recuperación de la Memoria, convirtiendo los escenarios de la Guerra Civil en rutas turísticas para revitalizar zonas tan deprimidas como esta comarca de Zaragoza. Una cosa es que se ponga en conocimiento de todos los ciudadanos el mapa de la guerra y la represión y otra cosa es que se plantee oficialmente como un negocio.
El historiador Alejandro Díez dijo que los historiadores tienen la única función de contar la verdad, lástima que no todo el gremio piense lo mismo. Le faltó tiempo para su intervención, más ilustrativa que la de Bono, que se pasó en el uso de la palabra. Habló de que verdad es también contar la represión dentro de la retaguardia republicana y lo que pasó con los anarquistas. Tiene mucha razón, se ha explicado muy poco sobre como fue la experiencia anarquista durante la guerra, quizá el caso más emblemático sea el de Aragón, la organización de las colectividades fue una demostración de la viabilidad del anarquismo. Explicó que matar la ilusión de aquellos milicianos de la CNT contribuyó a la pérdida de la guerra, teoría que comparto. Los anarquistas fueron muy generosos, y ahora cuando se habla de anarquismo parece que sólo fueron unos pistoleros amantes de los cócteles molotov. Es una injusticia para la memoria de todos los que lucharon por la República relegando su anhelada Revolución por el bien del proyecto común. La cuestión es que esta verdad es utilizada por los seudo historiadores revisionistas y cínicos para criticar a la República poniéndola a un nivel moral por debajo de los golpistas, que vinieron a salvarnos de tanto desmán y tanto caos.
Por último el investigador Jaime Cinca redundó en la idea de la recuperación del Belchite viejo como una fuente de ingresos para la comarca.
Algunos de los asistentes mencionó a la Iglesia como culpable de una gran parte de todo lo que pasó, no desde la mesa, sino desde el público, ya se sabe que decir Iglesia Culpable es como decir Jehová en la película “La vida de Brian”, corres el riesgo de ser lapidado por la COPE.
Se dio fe de que el paso del tiempo no ha borrado el miedo de la gente a enfrentar ese oscuro período que es la larga noche del franquismo. La propia alcaldesa de Belchite, Mª Ángeles Ortiz, del partido socialista, primer ayuntamiento de izquierdas desde la muerte del dictador, admitió sus temores cuando se propuso el proyecto de la jornada, pues la sensibilidad estaba a flor de piel en la población. Pero hay que agradecerle que tomara la determinación valiente, que por otra parte tendría que ser un acto de normalidad si de verdad viviéramos en un país democrático, de hacerla realidad. Quizá ayudó el hecho de que el ataque contra Belchite fuera llevado a cabo por los rojos, pero como muy bien dijo Emilio Manrique no hay que olvidar que cuando triunfó en el pueblo el Golpe de Estado fueron asesinados muchos belchitanos de izquierdas. Se mencionó el caso de un pequeñísimo pueblo cercano, Puebla de Albortón, cuatro calles dedicadas a las glorias franquistas entre ellas una llamada 18 de julio de 1936. En ese pueblo asesinaron a varios vecinos de izquierdas pero el silencio pesa sobre la población como si por allí no hubiera pasado el tiempo. La comarca está llena de calles antidemocráticas, que tendrían que ser la vergüenza de sus ayuntamientos que han tenido 30 años para cambiar las placas.
Tras las palabras de la alcaldesa se dio por clausurada la jornada en Belchite. Mereció la pena asistir a este evento.
Se empezó con una exposición fotográfica de Raúl Eduardo Arreseygor, Resonancias, sobre el pueblo viejo de Belchite, fotografías tratadas donde aparecen los protagonistas de aquellos días de 1937, como fantasmas testimonios del horror de la guerra.
Siguió la intervención de los arquitectos Javier y Sonsoles Borobio, nietos del arquitecto que en los años 20 llevo a cabo la obra del edificio del ayuntamiento de Belchite. Comentaron que la rehabilitación del pueblo viejo era un proyecto costoso a todos los niveles y no exento de polémica porque tenía que convencer al mayor número de personas posible y mientras esto pasaba los edificios iban cayendo, edificios históricos, algunos anteriores al siglo XVI, adobe que no entiende de plazos políticos. En esta intervención ya se empezó a vislumbrar por parte de algunos de los asistentes que tomaron la palabra, la vertiente económica que otros invitados retomaron más tarde.
A continuación se pasó un corto de Julián Álvarez, “Belchite, te guste o no”, una evocación al período de guerra y posguerra basado en las imágenes de las ruinas de Belchite, en cuya puerta de entrada se puede leer «Pueblo viejo de Belchite / ya no te rondan zagales / ya no se oirán las jotas / que cantaban nuestros padres», pintada anónima sin fechar que tanto emociona a los belchitanos.
Acto seguido le tocó el turno a Miguel Estruells del Centro de Estudios de la Batalla del Ebro, en Gandesa, quien después de hablar del museo que su asociación ha hecho realidad, empezó a quejarse de la falta de subvenciones por parte de la Generalitat, acusando a la misma de no dar dinero a ninguna asociación. Verdaderamente este señor no está en el mundo pues el Memorial Democràtic reparte su dinero entre los proyectos que se presentan cada año, otra cosa es como se distribuye. El hombre iba animándose en sus reivindicaciones, parecía una jornada sobre los presupuestos, hasta que empezó a hablar de que su asociación era apolítica, que su museo explicaba los horrores sufridos por unos y por otros, que él no entraba a decir quienes eran los buenos y quien los malos, en un ejercicio de equidad antidemocrático. Comparó lo que pasó en la cota 705, las pintadas de los falangistas a gloria del 18 de julio de 1936, a los que definió como cuatro gamberros sin más, con lo que pasó en un monumento a los caídos por Franco donde picaron el yugo y las flechas. La indignación iba creciendo entre algunos de los presentes hasta que habló el sr. José Manuel Montorio Gonzalvo, un hombre que de los campos
de concentración franceses pasó a luchar en la resistencia en Francia y que volvió a España como guerrillero. Montorio habló con indignación de como aquel señor podía hablar de buenos y malos y no tener claro en el 2007, quien era quien, quienes lucharon por la libertad y quienes la usurparon, su discurso arrancó los aplausos de la sala. Otro de los asistentes le hizo saber a Estruells que una asociación puede ser apolítica pero que en democracia tiene que condenar el fascismo, que quizá por eso no recibía subvenciones. La intervención de Miguel Estruells fue la primera que hizo alusión a la memoria como marca comercial a explotar.
Más tarde hubo una mesa con los siguientes ponentes: Alejandro Díez Latorre, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, Víctor Pardo Lencina, periodista, Mª Jesús Bono Lahoz, presidenta del Memorial Democràtic de Catalunya, Luís Raíces, de la ARMHA, Emilio Manrique del Foro de la Memoria de Aragón y Jaime Cinca, investigador de la comarca del Campo de Belchite, seguido de un turno de preguntas para el público.
Se escuchó de todo, pero una parte del discurso de algunos de la mesa fue un tanto vergonzoso, hablaron del tirón de la Recuperación de la Memoria como motor para revitalizar zonas deprimidas, turismo cultural lo denominaron, era para horrorizarse, pensé en Belchite convertido en un parque temático de la Guerra Civil, con venta de entradas y locales a propósito donde vender recuerdos. Qué pensarían todos los que dieron o los que les robaron la vida si además de ver que han sido ignorados, ahora los quieren convertir en atracción para turistas culturales y rentabilizar su desgracia económicamente. La Guerra Civil española no es la americana, a ver si dentro de poco nos tendremos que ver simulando batallas mientras comemos, reímos y bebemos. Entre las personas que habló del potencial de la memoria para levantar zonas deprimidas, poniendo como ejemplo las tierras del Ebro de Tarragona, estaba la Directora General del Memorial Democràtic, María Jesús Bono Lahoz, natural de Berge, del olvidado Teruel. Esta hizo un discurso técnico-político sobre las maravillas del Memorial y lo bien que se hacían las cosas en Catalunya, una intervención de autobombo. Parecía que había venido a buscar apoyo para aprobar la ley del Memorial Democrático en el Parlament, o nos concedió demasiado poder a los asistentes o pensó que el acto tendría más repercusión en prensa, pero se equivocó. La prensa aragonesa no se hizo eco de la jornada, sólo el Heraldo de Aragón habló del acto de Belchite para mostrar exclusivamente el proyecto para la rehabilitación del pueblo. Del Heraldo, no esperábamos otra cosa, pero en el Periódico de Aragón se escribió sobre el encaje de bolillos pero no de lo que vivimos el sábado en Belchite. Mª Jesús empezó por hablar de la poca calidad de la democracia en este país si aún teníamos que estar a vueltas con la represión franquista, pero no cayó en la cuenta de que ella no está exenta de responsabilidad, pues su grupo Iniciativa per Catalunya-Verds es parte del pacto con el que hace unos meses nos sorprendió IU, ella es participe de esta falta de democracia y del miedo que da todavía llamar a las cosas por su nombre.
La sensatez y la puntualización la pusieron los mayores, protagonistas de la represión fascista, y los asistentes en general con su criterio, hay que reconocer que hubo mucha gente en la sala, ocupando hasta las escaleras del recinto. También se expresó con total claridad Emilio Manrique del Foro por la Memoria de Aragón, quien hizo una intervención que mereció la pena ser escuchada, fue una catarsis pues de su boca salieron las palabras que muchos querían oír. Habló de democracia de baja calidad, de si a estas alturas teníamos que estar explicando todavía la diferencia entre democracia–república y dictadura fascista–franquismo es que este Estado no funciona como es debido. Denunció el ataque sistemático de la derecha que no condena el franquismo y la tibieza de muchos, políticos y ciudadanos, que con su dejadez se convierten en cómplices de esta falta de cultura democrática, contribuyendo a seguir con esta seudo democracia.
Cuando está la Ley de la Memoria en el tapete, con las presiones que están ejerciendo socialistas e IU sobre el mundo de la Memoria. Presiones que se traducen en firmas para un manifiesto por parte de aquellos que se sienten en deuda por algún que otro favor recibido. Manifiesto a favor de la farsa que quieren colarnos a todos. Cuando uno de los padres del documento es el sr. Villarejo, que hasta hace no tanto tiempo era un exponente beligerante contra la ley descafeinada del gobierno y ahora anda defendiendo las tesis de los que antaño criticó duramente -me gustaría saber a que es debido este cambio de actitud que de la noche a la mañana convierte a ilegítimo en sinónimo de ilegal-. Cuando la posición que ha adoptado referente a la Ley de la Memoria el partido de Mª Jesús Bono con su pacto para desbloquear el proceso - o la vergüenza de un partido que traiciona a los suyos sin pudor alguno para luego explicarles que era lo mejor que podían hacer –, pacto llevado a cabo con nocturnidad y alevosía. Con estos antecedentes, era obligada una pregunta, una persona del público le pidió que se pronunciara sobre la ley de la Memoria y que explicara a los presentes la diferencia entre ilegal e ilegítimo para ver si nos enterábamos del detalle y nos ilustraba a todos. No esperaba tal pregunta y se puso muy nerviosa, no le salían las palabras y cuando atinó a decir las que buscaba “ consejos de guerra ilegítimos “ pasó a explicarnos de nuevo lo fantástico que era el Memorial Democrático, dejando a su interlocutor sin respuesta y demostrando su gran talla política. Pero sí hizo hincapié en que era muy importante que la ley se aprobara en estos próximos meses porque nos podíamos quedar sin nada. Irene de la Cuerda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón retomó el hilo de la pregunta incómoda, explicando que la Ley de la Memoria que querían aprobar no cumplía los mínimos exigibles y que para que se aprobara semejante documento era mejor que no se aprobara. Dijo que a ella no le preocupaba, que estaba harta de que la asustaran con esto son lentejas si quieres las tomas y si no las dejas, que iba a seguir trabajando para conseguir justicia. Al fin y al cabo comentó, si gana Rajoy las elecciones ya ha anunciado a bombo y platillo que derogará la ley, para que tanta prisa. No hubo respuesta.
El periodista Víctor Pardo Lencina basó su intervención en la experiencia de Orwell como miliciano del POUM en los Monegros, fue una de los ponentes que remarcaron el carácter económico de la Recuperación de la Memoria, convirtiendo los escenarios de la Guerra Civil en rutas turísticas para revitalizar zonas tan deprimidas como esta comarca de Zaragoza. Una cosa es que se ponga en conocimiento de todos los ciudadanos el mapa de la guerra y la represión y otra cosa es que se plantee oficialmente como un negocio.
El historiador Alejandro Díez dijo que los historiadores tienen la única función de contar la verdad, lástima que no todo el gremio piense lo mismo. Le faltó tiempo para su intervención, más ilustrativa que la de Bono, que se pasó en el uso de la palabra. Habló de que verdad es también contar la represión dentro de la retaguardia republicana y lo que pasó con los anarquistas. Tiene mucha razón, se ha explicado muy poco sobre como fue la experiencia anarquista durante la guerra, quizá el caso más emblemático sea el de Aragón, la organización de las colectividades fue una demostración de la viabilidad del anarquismo. Explicó que matar la ilusión de aquellos milicianos de la CNT contribuyó a la pérdida de la guerra, teoría que comparto. Los anarquistas fueron muy generosos, y ahora cuando se habla de anarquismo parece que sólo fueron unos pistoleros amantes de los cócteles molotov. Es una injusticia para la memoria de todos los que lucharon por la República relegando su anhelada Revolución por el bien del proyecto común. La cuestión es que esta verdad es utilizada por los seudo historiadores revisionistas y cínicos para criticar a la República poniéndola a un nivel moral por debajo de los golpistas, que vinieron a salvarnos de tanto desmán y tanto caos.
Por último el investigador Jaime Cinca redundó en la idea de la recuperación del Belchite viejo como una fuente de ingresos para la comarca.
Algunos de los asistentes mencionó a la Iglesia como culpable de una gran parte de todo lo que pasó, no desde la mesa, sino desde el público, ya se sabe que decir Iglesia Culpable es como decir Jehová en la película “La vida de Brian”, corres el riesgo de ser lapidado por la COPE.
Se dio fe de que el paso del tiempo no ha borrado el miedo de la gente a enfrentar ese oscuro período que es la larga noche del franquismo. La propia alcaldesa de Belchite, Mª Ángeles Ortiz, del partido socialista, primer ayuntamiento de izquierdas desde la muerte del dictador, admitió sus temores cuando se propuso el proyecto de la jornada, pues la sensibilidad estaba a flor de piel en la población. Pero hay que agradecerle que tomara la determinación valiente, que por otra parte tendría que ser un acto de normalidad si de verdad viviéramos en un país democrático, de hacerla realidad. Quizá ayudó el hecho de que el ataque contra Belchite fuera llevado a cabo por los rojos, pero como muy bien dijo Emilio Manrique no hay que olvidar que cuando triunfó en el pueblo el Golpe de Estado fueron asesinados muchos belchitanos de izquierdas. Se mencionó el caso de un pequeñísimo pueblo cercano, Puebla de Albortón, cuatro calles dedicadas a las glorias franquistas entre ellas una llamada 18 de julio de 1936. En ese pueblo asesinaron a varios vecinos de izquierdas pero el silencio pesa sobre la población como si por allí no hubiera pasado el tiempo. La comarca está llena de calles antidemocráticas, que tendrían que ser la vergüenza de sus ayuntamientos que han tenido 30 años para cambiar las placas.
Tras las palabras de la alcaldesa se dio por clausurada la jornada en Belchite. Mereció la pena asistir a este evento.
1 comentario:
Buen post. Me ha gustado, lo mismo que me hubiese gustado estar allí
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