NOSOTROS VISITAREMOS AL MONARCA

Con todos los respetos para Ceuta y Melilla, y dejando a un lado consideraciones sobre a quien deben pertenecer estos territorios, - aunque si aplicamos la equivalencia a ese "Gibraltar español" que gritan los nacionalistas tendríamos que corear "Ciudades Autónomas marroquíes"- los reyes de España han tenido que viajar al continente africano a darse un baño de multitudes al más puro estilo "qué bella es la Transición y su hija la Constitución". Aunque en algunos momentos la máquina del tiempo parecía retroceder un poco más y con esos gritos de ¡España, España! parecíamos estar en la época en que Franco decidió "bendecirnos" con esta monarquía. Si para que los monarcas estén contentos y suban unos peldaños en la escalera de la popularidad tenemos que tocar las narices al supuesto vecino, pues lo hacemos, siempre podemos pedirle a Sarko que está a partir un piñón con Mohamed que venga a intermediar mediáticamente, que es lo suyo. Pero aquí tampoco nos toca hablar de mercados, de empresas, de licitaciones y de suministros, aunque podríamos hacerlo.

Es triste que Ceuta y Melilla sólo salgan en la tele para hacernos sentir como espectadores de la serie Cuéntame, que por cierto va a contarnos, con su edulcorada visión, la Marcha Verde, que a más de uno le hizo pensar en desertar del servicio militar. Avalanchas humanas contra sus alambradas, negocios dudosos con esos por los que no quieren ser invadidos, niños que se juegan la vida ocultándose en los camiones que vienen a la Península y de repente un hito en su historia, los reyes hacen acto de presencia. ¡Qué bien!, les pintan los pasos de cebra y las farolas, se venden metros y metros de la rojigualda y las banderitas por miles, a costa del contribuyente.

Demasiados fastos. Con esto le decimos al mundo que los monarcas son queridos, que los que queman sus reales efigies son unos independentistas, bueno, Acebes en su línea conspirativa diría que unos terroristas. (Losantos como las quema en la intimidad no tiene que ir a la Audiencia Nacional).

De los republicanos poco se dice porque debe ser que un manto de invisibilidad nos cubre a todos, ignorándonos nos convierten en un grupo a no tener en cuenta. Clamor republicano podría hablar de la teoría conspirativa de los medios de comunicación para silenciar las aspiraciones republicanas. Por eso el 6 de diciembre, día de esa Constitución que tantos no votaron y que es dogma de fe para tanto franquista reciclado, hay que salir a la calle para que nos cuente Delegación de Gobierno, salid todos porque ya sabeis que luego vienen con las rebajas y nos quitan el 30%.

Nunca ha tenido la Tricolor tantos significados como este año. Representará la honradez y la ética que falta a la clase política, la democracia plena, el anti-nacionalismo rancio español, la defensa de las libertades, la pluralidad, el NO A LA LEY DE LA MEMORIA que nos van a regalar para Navidad, el no a la Monarquía instaurada por un régimen fascista, el no a las mentiras de la Transición. Este año es obligado inundar las calles de Madrid de banderas republicanas que vengan de todas partes, que hablen diferentes idiomas, que las porten gentes de distintos colores, que todos los que quieran cambiar de verdad las cosas, que busquen un proyecto distinto de plena democracia cuyo primer objetivo sea la ciudadanía no falten a la cita. Creemos que es una obligación moral, no podemos ser sujetos pasivos por más tiempo y seguir quejándonos de lo mal que va todo, tenemos que ser protagonistas de los cambios que se necesitan, el ciudadano también tiene sus responsabilidades y entre ellas está el vigilar que todo vaya por los cauces correctos. Hemos hecho dejación de funciones y hemos delegado en personas que no están velando por nuestros intereses, los hemos acostumbrado con nuestra docilidad a ser arrogantes, prepotentes y a no asumir culpas más allá de un lo siento sin consecuencias.

El día 6 de diciembre es el día de decir que ya está bien, que el aro cada vez es más estrecho para poder pasar por él y que se necesitan nuevas vías que rompan definitivamente con el pasado y sus vicios, que el proyecto por la III República es la solución y que es tarea de todos participar en este.

Nos vemos en Madrid.

¡A por la III!

Foto de Alberto Rojo