Y no sólo es que se va sin pagar, sino que se va con los bolsillos llenos de honores y el riñón de sus deudos bien cubiertos, pues en vez de haberse muerto un falangista corrupto parece que se haya muerto el padre de la patria olímpica.
Jugador de hockey, para que no digan que no sudó nunca, embajador insigne en la Unión Soviética en 1977, para quitarse el sambenito de fascistilla, presidente del COI, título tapadera perfecta para sus negocios. Franquista agradecido brazo en alto cuando recibía cargos, del 64 al 75 procurador en las Cortes franquistas y en el 73 presidente de la Diputación Provincial de Barcelona. Demócrata de atrezzo cuando hubo que quitarse la blanca chaqueta de gala de falange para lucir el traje oscuro de su carrera olímpica y meteórica, un traje de corte muy monárquico. ¿Quién no recuerda a esa familia real desfilando o llorando en los eventos deportivos olímpicos, en una propaganda asqueante de la susodicha prole, criada a la sombra y cobijo del árbol franquista?
Una vez muerto el patriarca Franco, se relacionó con todo aquel que le podía ofrecer algún beneficio, ya fuera del Este o del Oeste, todas las relaciones que le ofrecieran la oportunidad de medrar económicamente, profesionalmente o socialmente eran bienvenidas. En TV3 destacaban ayer su maestría llegada la hora de hacer su particular transición del franquismo a su escaparate de demócrata olímpico. De una televisión que censura un reportaje sobre la monarquía es normal esperar que haga loanza de ciertas transiciones indecentes.
Lo que es cierto es que nunca unas olimpiadas reportaron tanto para tantos. La Generalitat le premió con su medalla de oro, lo que le ha dado derecho a que sus despojos sean exhibidos en el mismo Palau, así los nostálgicos se han podido pasear por delante de sus fascistas restos. “Cariño, respeto y admiración” han mostrado los que han pasado por delante del féretro lanzándole besos cual repetición de los honores rendidos al que fue su amado Caudillo. Allí estaba el príncipe, su consorte y los que andan por los EEUU. El príncipe con su maravillosa dicción ha dicho de él: un amigo entrañable, un coloso del deporte y del olimpismo moderno y un español universal. Ahí queda eso. Y el padre, o sea, el rey, ha declarado: .. España ha perdido a uno de sus hijos de mayor proyección universal… que ha demostrado firme lealtad a la corona y firme servicio a España. Sólo le ha faltado decir: “una figura excepcional entra en la historia”, pero claro, eso es sólo para el maestro. El monarca presidirá los funerales esta tarde en la Catedral de Barcelona.
Así Samaranch se va, pasando olímpicamente de las víctimas que dejó su Falange y por lo tanto sin que nadie le haya pedido nunca ninguna responsabilidad por su pasado fascista. Y eso escuece, porque uno a uno nos van abandonando estos personajes relevantes de la vida pública, tras una trayectoria llena de honores y prebendas a costa de todos los que sufrieron, de una u otra manera, su horrenda dictadura. Además seguramente ya habrá alguna televisión que ofrecerá una miniserie a su mayor gloria empezando desde su lectura del otorgamiento de los juegos olímpicos a Barcelona y obviando su negro pasado y sus tejemanejes en el COI. Una moda muy rentable que comenzó con el 23-F, siguió con Suárez, la Duquesa y con las futuras sobre Sofía, y sobre Leti y el príncipe. Transición, monarquía y nobleza para un pueblo anestesiado con sobredosis de propaganda azucarada.
En resumen, otro fascista que se va sin pagar y la cuenta asciende ya a tanto que vamos a necesitar que sea un coronado quien la salde llevando al banquillo su testa real.
Jugador de hockey, para que no digan que no sudó nunca, embajador insigne en la Unión Soviética en 1977, para quitarse el sambenito de fascistilla, presidente del COI, título tapadera perfecta para sus negocios. Franquista agradecido brazo en alto cuando recibía cargos, del 64 al 75 procurador en las Cortes franquistas y en el 73 presidente de la Diputación Provincial de Barcelona. Demócrata de atrezzo cuando hubo que quitarse la blanca chaqueta de gala de falange para lucir el traje oscuro de su carrera olímpica y meteórica, un traje de corte muy monárquico. ¿Quién no recuerda a esa familia real desfilando o llorando en los eventos deportivos olímpicos, en una propaganda asqueante de la susodicha prole, criada a la sombra y cobijo del árbol franquista?
Una vez muerto el patriarca Franco, se relacionó con todo aquel que le podía ofrecer algún beneficio, ya fuera del Este o del Oeste, todas las relaciones que le ofrecieran la oportunidad de medrar económicamente, profesionalmente o socialmente eran bienvenidas. En TV3 destacaban ayer su maestría llegada la hora de hacer su particular transición del franquismo a su escaparate de demócrata olímpico. De una televisión que censura un reportaje sobre la monarquía es normal esperar que haga loanza de ciertas transiciones indecentes.
Lo que es cierto es que nunca unas olimpiadas reportaron tanto para tantos. La Generalitat le premió con su medalla de oro, lo que le ha dado derecho a que sus despojos sean exhibidos en el mismo Palau, así los nostálgicos se han podido pasear por delante de sus fascistas restos. “Cariño, respeto y admiración” han mostrado los que han pasado por delante del féretro lanzándole besos cual repetición de los honores rendidos al que fue su amado Caudillo. Allí estaba el príncipe, su consorte y los que andan por los EEUU. El príncipe con su maravillosa dicción ha dicho de él: un amigo entrañable, un coloso del deporte y del olimpismo moderno y un español universal. Ahí queda eso. Y el padre, o sea, el rey, ha declarado: .. España ha perdido a uno de sus hijos de mayor proyección universal… que ha demostrado firme lealtad a la corona y firme servicio a España. Sólo le ha faltado decir: “una figura excepcional entra en la historia”, pero claro, eso es sólo para el maestro. El monarca presidirá los funerales esta tarde en la Catedral de Barcelona.
Así Samaranch se va, pasando olímpicamente de las víctimas que dejó su Falange y por lo tanto sin que nadie le haya pedido nunca ninguna responsabilidad por su pasado fascista. Y eso escuece, porque uno a uno nos van abandonando estos personajes relevantes de la vida pública, tras una trayectoria llena de honores y prebendas a costa de todos los que sufrieron, de una u otra manera, su horrenda dictadura. Además seguramente ya habrá alguna televisión que ofrecerá una miniserie a su mayor gloria empezando desde su lectura del otorgamiento de los juegos olímpicos a Barcelona y obviando su negro pasado y sus tejemanejes en el COI. Una moda muy rentable que comenzó con el 23-F, siguió con Suárez, la Duquesa y con las futuras sobre Sofía, y sobre Leti y el príncipe. Transición, monarquía y nobleza para un pueblo anestesiado con sobredosis de propaganda azucarada.
En resumen, otro fascista que se va sin pagar y la cuenta asciende ya a tanto que vamos a necesitar que sea un coronado quien la salde llevando al banquillo su testa real.
1 comentario:
Si tuviéramos dignidad y güevos terminaríamos de una puta vez con la sacrosanta monarquía imitando a los franceses.
Pero España es diferente y con una amnesia de "no te menees". Los que tienen los micrófonos y la tinta NO TIENEN NI PUTA IDEA DE LA RESPONSAVILIDAD HISTORICA para con nuestros descendientes que un día SABRAN LA VERDAD DE LOS ASESINATOS DEL FRANQUISMO...¡Serán los viznietos de la PLAZA DE MAYO DE ESPAÑA
Ángel Saavedra DNI 02.015.376 R
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