CONSTRUCTORES DE REPÚBLICAS 2013


Desde que este blog se puso en funcionamiento en 2007 y no por mérito del mismo, sino de la ciudadanía inteligente y harta de tanta represión social y económica, son muchos los republicanos que por fin salieron del armario, miles sus banderas ondeando allí donde la injusticia campa. Este republicanismo enarbola la ruptura democrática, la libertad, la justicia social, la laicidad, la educación y la sanidad pública, gratuita y de calidad, los derechos humanos y también el derecho de los pueblos a su autodeterminación. Porque la solidaridad se construye desde la comprensión mutua y la lucha conjunta contra el enemigo común.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

NARANJA

El otro día una amiga me hizo caer en la cuenta del avance del color naranja en el mundo de las marcas y los logos, y que justamente la presencia del naranja se estaba extendiendo sobre el ala derecha, lo que sería decir que está invadiendo nuestro precario mundo. Hace un tiempo ya, otra amiga me comentó que el naranja para los budistas era el color de la resignación y al acordarme de ésto fue cuando até cabos. El mensaje es que nos resignemos a nuestra desgracia que es su suerte, ellos crecen sin escrúpulos sobre nuestra resignación a ser explotados y expoliados.

El auge del naranja empezó con la cuenta que llevaba su nombre y con los beneficios que te aportaba, justamente porque dejabas en sus intangibles manos tus ahorros, no había oficinas, no había ser humano a quien reprochar fallo alguno, sin intermediarios decían. No sabías donde iba el fruto de tu esfuerzo pero la promesa de los réditos era cegadora. Así pasó con las tragedias económicas de estos últimos años, ahorradores que invirtieron hasta en Islandia y mientras sus volcanes en erupción dejaban a oscuras a Europa, como una metáfora poética del crack económico, estos inversores lo perdían todo. Ahora ya no es como antes que hasta los santos sólo creían en lo que tocaban, ahora son los mercados convertidos en dios quien te lo da (en las dos mejillas) y quien te lo quita. Ahora todo son promesas, futuribles sin futuro, millones de euros de particulares convertidos en hologramas, ahorros convertidos en basura que un buen día salió de las bolsas para con su olor pestilente anunciarnos que la mayor crisis del capitalismo había llegado. Todo esto tiene un altísimo precio que pagamos los de siempre, los que acabamos tarde o temprano por darnos de bruces con la dura roca de la que está hecha nuestra realidad. Ya son muchos los que están en su otro banco, el que está frente a la oficina del paro. Lástima que los que esparcieron su basura sigan viviendo a cuerpo de rey y negociando con lo poco que nos queda.

La Fundación Faes impuso su naranja corporativo durante un tiempo a su partido, así en el PP la gente ya no sabe a que color apuntarse, al fin y al cabo el poder no tiene color, si hay que pactar se pacta, sino que se lo pregunten a Basagoiti. Ahora se ve que han vuelto a sus orígenes, a su azul falangista que tan buenos resultados les ha dado históricamente. Pero el naranja Faes lo siguen llevando en el corazón y, lo que es peor, en el cerebro. Naranja es el videojuego que lanza bombas sobre los grandes enemigos de la patria, los emigrantes que la manchan y los independentistas que además la dividen.

Convergencia i Unió también optó por este color y encima le puso una sonrisa bajo sus siglas. Luego se pregunta Mas porque se ríe Zapatero cuando ellos no tienen motivos ni para sonreír, ni por sus asfixiantes 23 años de gobierno, aunque pueden que en su falta de vergüenza lo hagan por el crecimiento “personal” de los miembros de su partido y sus familias. Ni tampoco creo que se sonrían por la travesía del desierto de la oposición, mientras el caso Palau alarga su corrupta sombra sobre la financiación de CIU y el padre de Mas anda con la cartera llena por los paraísos fiscales.

También el naranja es el color de Ciutadans, que no debe saber mucho de religiones orientales pues su candidato aparece delante de sus simpatizantes desnudos con un cartel naranja que nos incita a la rebelión. Debe ser única y exclusivamente para que nos levantemos contra el supuesto yugo de la lengua catalana, curiosamente en franco retroceso, sobretodo en las zonas donde la densidad de población es mayor, que es donde está su cantera de votos, contradicciones de los que bajo la bandera de progreso esconden actitudes de la derecha populista. La xenofobia lingüística es prueba de ello. Si UPyD no fuera tan presidencialista habría sustituido su rosa por naranja también. Decir a Ciutadans que mal que les pese son súbditos de la corona y del imperio de los mercados. Y que hay que rebelarse contra tanto partido sobrante que se especializa en hacer sangre sobre aspectos muy concretos buscando crear guerras ficticias. La única guerra constatable es la que nos ha impuesto el capital y la lucha lícita es la que debemos plantar a su contaminante sistema, que nos ahoga en sus crisis recurrentes de las que salimos más sometidos y con menos derechos, camino de la esclavitud.

Pero el mal karma llega con Plataforma por Catalunya que también ha elegido el naranja como color corporativo. Sus ideólogos deben haber leído que este color es ideal para los nervios, puesto que has de tenerlos de acero para soportar que un partido fascista y racista pueda acudir a las elecciones con posibilidades de entrar en un parlamento democrático. Si alcanzara su objetivo de calentar durante 4 años su asiento y el Parlament sería una auténtica vergüenza para Catalunya.

Hasta a los informativos de la televisión pública llegó el naranja, así TV3 se debate entre el rojo, el naranja y el azul de su página. Igual cuando pase el día 28 haya cambios, para los que todos se han estado preparando en estos últimos tiempos adaptando sus discursos a las encuestas de intención de voto. Si nos dejamos llevar por el pantone de la televisión pública catalana puede que hasta veamos pactos como la sociovergencia.

Lo más alarmante fue cuando, después de ser consciente de cómo avanza el naranja por el lado oscuro, abrí mi buzón, saqué una carta de mi entidad bancaria recientemente fusionada y comprobé como el color del nuevo logo me hablaba de resignación. Naranja.

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