Cuando ya está todo dicho resulta cansado reiterarse en lo mismo una y otra vez, pero en vista que se acerca el 14 de abril más triste de toda la transición es una obligación decir algo a pesar de poder caer en la tentación de repetirse.
Si echamos la vista atrás desde la muerte física del dictador, que no ideológica, a la cual no le hizo falta ni el milagro de la resurrección, nos encontramos diferentes 14 de abril, de esperanza, de traición, de decepción, de olvido, de nostalgia, de conmemoración, de memoria pero estamos en el punto en que todos estos ya no sirven porque necesitamos con urgencia un 14 de abril combativo y beligerante ante la terrible situación en la que nos hallamos.
Es imprescindible un 14 de abril amplio de miras con el afín y totalmente restrictivo con el enemigo implacable, que crecido hasta límites insospechados nos va segando por los pies, pues somos parte de la semilla que trataron de eliminar y que a pesar de sus miserables y asesinos esfuerzos germinó. Ellos van a utilizar todas las armas a su alcance como en los días de gloria de sus abuelos, nos criminalizarán, nos prohibirán organizarnos, manifestarnos y concentrarnos, nos pegarán en las calles, nos encarcelarán, incluso preventivamente, nos torturarán, nos robarán la palabra para no existir, todo ello en nombre de la democracia. Mientras tanto arrasarán con su política de tierra quemada todos los logros sociales, aquello del estado del bienestar y dejarán traslucir en sus rostros una satisfacción sádica, la del deber cumplido, la de pisarnos con sus zapatos de lujo poniéndonos la puntilla con sus costosas plumas con las que firman nuestra sentencia de muerte social. Son ellos, la simiente del fascismo, los que mueven la línea roja y todo aquel que simpatice con la izquierda quedará en la marginalidad de lo que ellos llaman extremismo, los muy cínicos.
Se avecina la España "una, grande y libre" con síndrome de golpe de estado legitimado en las urnas, por un sistema de elección que nos condena al continuismo sin opción a la ruptura democrática, que tan urgentemente nos hace falta para no naufragar en las procelosas aguas del fascismo. No van solos, su fiel consejera, la Iglesia, les acompaña como antaño, con sus proclamas contrarias a aquello del estado de derecho, un Quasimodo actualmente, y a los derechos humanos que se los pasan por sus sucias y retorcidas mentes. Estos guardianes del franquismo viven una terrible contradicción porque tienen el corazón dividido entre el estado fascista todopoderoso y el neoliberalismo salvaje que minimiza el estado a lacayo o títere de porra en mano y en su esquizofrenia nos empujan a un precipicio donde Guatemala es guatepeor.
Sus últimos objetivos:
La sanidad pública de beneficencia y con cobertura mínima para pobres, tiritas para tumores. El que tenga posibles que pague una mutua. Toda investigación médica en manos privadas para manejarnos y vendernos sus productos, castigarnos a la muerte y el sufrimiento a su antojo como dios principal en el Olimpo del Mercado.
La educación para quien la merece, los hijos de los pudientes, la auténtica cara de la perversa meritocracia, que no es otra que la genética. Si para acceder por tu valía personal a la gloria reservada a los triunfadores tienes que pagar hasta por el bachillerato, y no tienes dinero, limpiarás las botas de los que irán a la universidad a golpe de talonario con blasón en la chequera.
La precarización laboral o esclavismo, los que con sacrificio y suerte lleguen a formarse y quieran ganarse la vida tendrán que coger la maleta, ahora no será de cartón atada con un cordel, llevará ruedas para que te largues más deprisa con viento fresco. El resto se colocará los grilletes y la mordaza y con una sonrisa al amo, tragará.
La Amnesia de la Amnistía. No se juzgará nada porque los crímenes de lesa humanidad aquí nos los pasamos por el arco cojo del triunfo del golpista. La verdad, la justicia y la reparación existirán solo fuera de nuestras fronteras y si es para los descendientes de los represaliados por defender la legalidad republicana con fecha de caducidad, por lo menos en Europa. La reconciliación forzosa basada en el perdón de las víctimas al verdugo es y será la ley.
La justicia será para los ricos, por aquello de no romper tradiciones, la injusticia para los pobres, los “desviados” y los rojos, como dios manda y el Opus ejecuta desde sus posiciones en toda la administración. La diosa fortuna apretará bien la venda y pondrá su oro en la balanza para que el rico que pase por el banquillo lo haga con pasaporte a la libertad y la impunidad. El que quiera cambiar el mundo, aunque sea a lo Gandhi, dará con sus huesos en la jaula, será un preso político con etiqueta de terrorista, así se ampliará el círculo reservado hasta ahora a unos cuantos elegidos. (Vaya mi solidaridad con los estudiantes detenidos el 29-M en Barcelona)
El raquitismo del estado con la supresión del funcionariado y los servicios que proporciona y la obesidad del clientelismo que trabajará en una administración formada toda ella por cargos de confianza, que servirán con lealtad al político y no al ciudadano.
La seguridad por encima de cualquier legalidad, los cuerpos policiales serán a ojos vistos cuerpos represivos del estado, que es el único legitimado para ejercer la violencia aunque sea totalmente desproporcionada y en beneficio de los intereses de los opresores, amparada totalmente su impunidad desde el estamento judicial. Arquitectura del fascismo.
La desinformación arma de propaganda, Moisés, los mass media, y sus mentiras serviles, las nuevas Tablas de la Ley, que deberán seguir el pueblo que quiera vivir como ovejas en el cauce que le marca el poder.
La moral la marcará la retrograda y machista Iglesia católica, esa que permite pecar a los ricos a cambio de la bula. Aborto solo para algunas viajeras de esas que con mantilla llenan el cepillo, pederastia con condón para los hombres de negro, fornicación fuera del matrimonio, divorcios y demás pecados perdonados para los que protegen su poder.
La mujer una reproductora atada a la pata de la cama con una cuerda que le permita cumplir con las “obligaciones propias de su sexo” pero que no le deje cruzar el umbral de la libertad, como en tiempos de Pilar Primo de Rivera.
Las autonomías a la desaparición y el derecho de autodeterminación al hoyo y los adalides de la España única al bollo.
Y el capital, el dios omnipresente, becerro de oro al que nos sacrificarán con devoción, esperando que les pase la mano por el lomo y les de unos toquecitos en sus perrunas cabezas de dientes afilados para atacar al pueblo. Todo será poco para él y sus múltiples nombres, como el maligno, bancos, mercados, poder financiero, FMI, …
Su legalidad es ilegal y su orden nuestro caos.
Pero todo esto en menor o mayor grado ya está aquí, les quedan pocos sueños que ver cumplidos mientras crecen nuestras pesadillas. Mientras tanto las almas en pena o ilusas, que comatosas o dopadas circulan desactivadas por las drogas mediáticas, sin más anhelo que sobrevivir aferrada al mundo que el capital y la reacción nacionalcatólica ha dicho que no volverá, son legión. Vienen los tiempos de los parias de la tierra, pero, ¿habrá revolución que los redima?
Por eso el 14 de abril de 2012 no puede ser solo la conmemoración del 81 aniversario de la proclamación de una República, que con todos sus defectos, aspiraba a librarnos de la realidad en la que ahora vivimos, porque la mayoría de la población que por edad no pudo votar la Constitución que esgrimen, ultrajan o reforman a favor de obra, nunca ha estado peor, con menos derechos, con menos libertades, coaccionados y precarizados. Debe ser un 14 de abril, antifascista, anticapitalista, antirepresión y antimonárquico, huelga decirlo, cercano a los problemas de la gente, no como paño de lágrimas sino como vía de solución.
La rabia y la indignación de los que ven y piensan no se puede disipar, ni puede explotar sin control en nuestras manos, debe organizarse como instrumento de un cambio real porque hay que voltear la tortilla que ya hace tiempo huele a quemado.
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