- Anticlerical
según la R.A.E.:
1.
adj. Contrario al clericalismo.
2.
adj. Contrario al clero.
Clericalismo.
1. m.
Influencia excesiva del clero en los asuntos políticos.
2. m.
Intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el
ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios.
3. m.
Marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices.
- Anticlerical
según la Iglesia y la reacción patria:
Quemaiglesias,
profanasantos, matacuras y monjas.
Parece
mentira que en pleno siglo XXI vivamos bajo el integrismo católico en el peor
momento de una secta a la que le crecen los casos de corrupción de todo tipo,
crímenes sexuales, crímenes de lesa humanidad, crímenes económicos, en un
momento de debilidad con falta de vocaciones que se conviertan en hombres y
mujeres propiedad de la Iglesia, que se dobleguen a su yugo. Mucho golpe de pecho, pero cuando llega el
compromiso con la abstinencia hay que ir a buscar al Tercer Mundo quien esté
dispuesto a tamaño sacrificio. Contradicciones
de esta mafia y sus adeptos, que viven entre los mandatos de cara a la galería que
quieren imponer por decreto y las oscuras trastiendas del incumplimiento de sus
preceptos. Lo increíble es que muchos fieles se creen eso de que hay que ser
íntegro si vas a ser representante del altísimo aunque luego los mandamientos del
señor se los pasen todos por donde culminan los pecados de la carne. La Iglesia
sigue adoctrinando con sus mentiras seculares, historietas inverosímiles, que
dejan a los autores de cuentos fantásticos en pobres mortales sin imaginación. Y
el negocio les sigue funcionando con gran rentabilidad.
El
Papa prosigue a lo Rolling Stones en gira mundial de capital en capital
predicando un mensaje totalitario disfrazado de cristiandad y allá donde aparca
sus papamóviles la gente le aclama enfervorecida, la juventud histérica del
Papa le hace fotos, le canta y llora a su paso para más tarde coger unas curdas
de órdago y fornicar en explanadas aéreas con condón. Estos no están indignados,
estos indignan, pero acampan con permiso, se mean en las plazas públicas,
provocan a personas que no quieren pagar con sus impuestos visitas de fascistas
y totalitarios. Ellos insultan y los sufridos indignados se llevan los palos. Ellos
se hacen con las calles que se prohíben a los laicos.
Vivimos
en un estado donde las vírgenes mandan más que muchos representantes elegidos
por el pueblo que se rinden a su culto, portándola con mantilla en procesiones
varias que ocupan el espacio público con muestras de desvarío colectivo, que
los que no las compartimos tenemos no solo que tolerar sino que aceptar como
parte de nuestra "cultura". Dedicándole mascletás en plazas públicas para evitar
la libertad de reunión y expresión, lanzando niños y bebés contra mantos
sagrados de mano en mano en un deporte de sumo riesgo que debería ser motivo
para ser retirados a sus progenitores, pero los hijos de la Iglesia y los de la
familia real están exentos de acabar en servicios sociales. LLevándole copas
deportivas para agradecer su triunfo clubes de distinta índole, a unas santas
caprichosas que conceden su gracia hoy a unos y mañana a los contrarios, la
cuadratura del círculo, el opio del pueblo al cuadrado, fútbol y folklore
eclesiástico como en la mejor tradición del nacionalcatolicismo. En que estado
kafkiano nos movemos que hasta las vírgenes son nombradas alcaldesas perpetuas
de pueblos y ciudades sin que salten las alarmas de la razón, pero en cambio la
Razón se lleva las manos a la cabeza si se quita una bandera española de un
consistorio o si es sustituida por Ikurriñas, esteladas o republicanas.
En
contraposición a la adoración de tanta madre de dios la Iglesia es misógina,
machista, relega a la mujer a máquina reproductora de fieles y cuidadora de los
mismos, un subproducto de poca chicha porque de una costilla que se puede
esperar, todo hueso, estúpidez y maldad. Pecadora original, culpable de la
expulsión del paraíso, no del financiero, donde habitan muchas firmas de
mujeres para librar a sus maridos del pecado fiscal. Ese engendro diabólico que
tantas veces acabó en la hoguera por mostrar signos de inteligencia en público
quemada por orden de la Santa Inquisición, que aún existe aunque con otro
nombre y de quien fue mandamás Hail Benedicto, como no va a ser degradada si es
la que no quiere engendrar y quiere abortar esas criaturas del señor, que
tienen que venir al mundo aunque sea para morir al minuto de vida. La Iglesia
es como el diablo de Fausto que solo quería ampliar interesadamente su censo de
almas sin importarle su destino. En conclusión, las mujeres tienen que purgar
por el rol que el señor les adjudicó en el quién es quién bíblico.
Bajando
un escalón en el submundo de lo femenino están las lesbianas que son invisibles.
Lo que obsesiona a la curia de verdad son los homoxesuales, eso de la sodomía
les trae por el camino de la amargura, esos a los que llaman depravados y
enfermos. Según el oficiante de misas franquistas, el abominable obispo de
Alcalá: “esos que van a locales de hombres nocturnos”, ¿y alevósicos? porque la existencia de
locales nocturnos era conocida, pero lo de los hombres nocturnos puede que se
le haya escapado porque en la oscuridad de su habitación lea con fruición
cómics de Batman y Robin. Ya se sabe que bajo el extremismo muchas veces hay
armarios roperos de tres puertas. Se ve que la sodomía solo es mala si no se
practica en el seno de la Santa Madre Iglesia y con niños, la pederastia es
marca de la casa y se cuentan por miles estos crímenes contra menores cuyos
culpables son protegidos. Y cuando no se violan se roban y se venden, que toda
forma de financiación es bienvenida, miles de niñas y niños robados desde la
represión franquista a la tansición interminable, que no da respuesta a tantas
familias que buscan a sus miembros desaparecidos, ni ofrece justicia. Una
transición que firmó el suculento concordato del 79, una bicoca sin parangón en
Europa. No pagan IBI y amenazan con que si se les obliga a hacerlo no darán de
comer a los pobres a través de Cáritas, qué excelentes cristianos. Menos mal
que la alcaldesa no electa de Madrid ha dicho que en su territorio eso no
sucederá para descanso de Rouco.
La
Iglesia es una organización mafiosa que roba, extorsiona, coacciona y se dedica
a negocios turbios como el blanqueo de dinero, ya lo dice el refrán: A Dios
rogando y con el mazo dando. Sus representantes, los que detentan el poder y
quieren aún más, son los del mazo. Los que ruegan son los fieles, que solo
acatan órdenes, no las éticas y morales, esas las capean en función de su
propia coyuntura, que es lo bueno que tiene el catolicismo, que con unos
avemarías provocas la amnesia del altísimo. La COPE, con sus voceros, sus
medios de comunicación y hasta no hace mucho con sus negocios bancarios porque
los financieros siguen, quieren marcar la línea editorial de este reino
terrenal y recuperar todo el pastel de la educación para perpetuarse por los
siglos de los siglos en su España. Ellos saben que a través de las romerías y
el fanatismo del culto a esculturas de madera y yeso, espectáculos que ellos manejan
primorosamente con populismo, ejercen su control sobre el pueblo. Bautizos,
comuniones y bodas, saraos con banquete y cura. Y si hay que hacer un templo
para una virgen porque miles de incautos abducidos por una persona
desequilibrada y varias interesadas en el vil metal han marcado un nuevo punto de
adoración pues se da permiso, se recalifica y a construir. Las vírgenes
congregan a más público que nadie, más que el propio hijo de dios que vino a
ser clavado en una cruz para salvarnos del mordisco a la manzana, qué
injusticia, pero las masas son así. Ser representante de una virgen es un
auténtico chollo porque todo lo que genera es beneficio, pues hasta el
vestuario corre a cargo de sus fans. ¿Quién más puede conseguir que cual
zombie, catatónico o amante del masoquismo se arrastre el público a miles, rodilla
desnuda por pedregales, a adorar una imagen?. Eso sí, esperando algo a cambio,
porque los católicos no hacen algo por nada. Algunos van en segunda vuelta a
agradecer el que se les haya hecho el milagrito, pero esta gente no debe ver el
programa de Punset, ni ser amantes de la estadística, ni del cálculo de
probabilidades, que explicaría el fenómeno de porqué a unos sí se les cumple la
petición y a otros no, rompiendo el encanto de lo místico a golpe de
matemática. Lo bueno es que a la virgen no se le reclama nada, se le sigue
ciegamente, si se porta bien con el devoto es una santa y si no siguen
adorándola, son como los votantes del PP, irracionales.
Los
hombres de negro saben que cuentan con el bipartidismo que les mece en la cuna
del privilegio, bendecida por quienes osan llamarse de izquierda sin haber
hecho nada por llegar a un estado laico y que han sido los que más concesiones
han hecho a la secta vaticana a costa de nuestros sufridos bolsillos. Y ahora
viven un momento dulce con los suyos en el poder que convierten la satánica “educación
para la ciudadanía” en “educación cívica y constitucional”, fuera los derechos
humanos, los diferentes tipos de familia, la homosexualidad, la pobreza, arriba
la Constitución, el capitalismo, las víctimas del terrorismo, los
emprendedores. Lo más triste, aunque sea para reír, es que lo han hecho para
evitar el adoctrinamiento de las criaturas, ¡ay señor, llévatelos pronto!
La
Iglesia que ha usado el maltrato físico y psicológico en sus instituciones
educativas y sanitarias, que formó parte de la represión fuera y dentro de las
cárceles, que instigó el asesinato y expolió patrimonios ajenos, que sigue
haciéndolo robando propiedades con el beneplácito de la administración, inmatriculando
inmaculadamente a diestro y siniestro y dedicándose a la especulación
inmobiliaria en los buenos tiempos. Una Iglesia que exhibe sus mártires pero
que oculta sus crímenes desde su fundación, y doy fe que han sido muchos los
cadáveres que han dejado a lo largo de su oscura y sangrienta historia. En
Barbastro existe el “museo de los mártires claretianos” a la memoria de 51
monjes asesinados durante la Guerra Civil pero en el Convento de las Capuchinas
sito en la misma ciudad no hay ni una plaquita indicando que allí se asesinaron
a miles de personas. En ese tergiversar la historia, los diablos rojos mataban
monjitas y hombres buenos de dios hasta el exterminio total, en su sed de
sangre católica, mientras las cifras de la represión ejercida sobre los
antifascistas en depuración mortal estudiada y sistemática desde el estado fascista y con la connivencia de la Iglesia son minimizadas y hasta negadas por los ultracatólicos, en ese punto seguimos
hoy en día. Y pasan los años y mientras quieren enterrar y demonizar la memoria
republicana y antifascista, ellos siguen dale que te pego con sus muertos,
cuántas veces en una conversación sobre la represión no te han tirado los
muertos con hábito a la cara, incluso los no católicos, han conseguido que cale
en el imaginario colectivo. No te dicen a cuantos caciques, señoritos o
opresores se mataron, siempre te salen con las monjas y curas. La Iglesia sigue
explotando los réditos de estas muertes porque mientras nosotros pedimos
justicia para los nuestros ellos siguen clamando venganza para los suyos. Así
en los documentales que Telemadrid ha preparado para explicarnos como dios
manda lo que fue la guerra civil, no eso que verdaderamente pasó, que eso es
cosa de rojos y masones, en una serie de 13 capítulos, uno está dedicado a los
mártires de la Iglesia. Capítulo 11: “Persecución religiosa”, no sé si en el
convento de las capuchinas lo verán, aunque no entenderán mucho porque según
una vecina, menos una, todas las monjas son africanas, ellas sabrán de otras
guerras, las que igual les empujaron a venir a refugiarse entre los muros de un
convento. Ver este despropósito de documental será un ejercicio de valentía para
gente con mucho temple.
La
caridad cristiana y el poder financiero van de la mano y así tenemos que acudir
a espectáculos deleznables como la Maratón por la pobreza de TV3, por, no
contra, porque ¿qué es la vida sin un pobre al que dar una limosnita?. Ésta está
patrocinada por los mismos que la provocan e ideada por quienes recortan sin
piedad para rendir pleitesía al becerro de oro, a los mercados. Según el
Conseller este despropósito es idea del Govern, esta exhibición de pobreza y
caridad, que no de explicación de la situación actual y de solidaridad para
acabar con ella, es mérito de un señor que milita en la ultracatólica Unió. Veremos
desfilar diferentes entidades entre miserias varias como si fuera un circo de
tres pistas con deshauciados, excluidos, o sea, los pobres, pero sobre todo los
nuevos pobres, aquellos que eran como nosotros, que tiene más morbo televisivo.
Las entidades explicarán que necesitan nuestro dinero para encargarse de lo que
se carga el estado y que es trabajo de la administración, no de asociaciones,
que para eso pagamos impuestos, no para dárselo a la Iglesia por más que lo
pidan en sus espeluznantes anuncios. Cuando comencemos a rascar un poco nos
daremos cuenta que detrás de estas instituciones benéficas están las monjitas
de tal o de cual congregación. Para colmo este programa de toda una jornada
tendrá un himno, se titula “Fuera de juego”, el que pita el gobierno dejando en
la exclusión a ciudadanos que hasta les votaron en las últimas elecciones
porque ser desgraciado no está reñido con la estulticia.
Y si
estás desesperado porque has pasado a formar parte de la legión de parados,
malpagados, explotados, recortados no llames al teléfono de la esperanza, sobre
todo si eres mujer porque puedes acabar violada por su director, un sacerdote
capuchino de 73 años que lleva 19 ultrajando a gente que acude en busca de
ayuda. No sé si los monjes de esta orden de capucha larga unida al hábito se
someterán también a la multa de 300.000 euros por ir a la calle encapuchados
cuando salgan a alguna procesión.
Así
mientras la gente indignada celebró su aniversario tomando calles y plazas
reclamando entre otras cosas un estado laico, sin concesiones económicas para
ningún credo, la Iglesia no los considera hijos de dios porque creen que creer es
gratis y eso es una aberración para los que dirigen a los católicos.
Para rematar explicaré un sucedido en una
población de esa extensa España
que huele a cirio y sacristía hasta la asfixia, el del hombre que saliendo de
la iglesia miraba con desprecio a quienes desfilaban por su puerta en
manifestación exigiendo un mundo con justicia social y que por observar con
descaro tropezó y casi rueda por las escaleras mientras exclamaba: ¡me cago en
dios y en la puta virgen!
Después de todo esto no cabe otra cosa que ser
anticlerical, según la versión de la RAE.
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