Alcalde Cornellà presentando libro en la iglesia.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos la religión católica está presente, en calendarios, noticias, presencia pública y administrativa, conversaciones, ritos sociales, en un país católico no practicante pero ferverosamente beligerante en defensa de aquello en lo que supuestamente cree pero que no se aplica, más allá del folklore festivo y las lágrimas histéricas de cocodrilo ante tallas de madres que dieron a luz sin conocer varón. El católico es exhibicionista por naturaleza, no le basta con seguir sus ritos, es imperialista y los impone aunque lo niegue, sigue en su misión colonizadora a golpe de romerías necesitando estar presente en las calles. Ellos, que ni tan siquiera son capaces de interpretar libremente las palabras de quien creen creador del universo porque para eso mantienen a una legión de subvencionados, que les dicen lo que tienen que pensar y hacer, mientras algunos de ellos sodomizan a sus hijos y les roban las herencias, nos quieren dar lecciones morales.
Visto desde fuera es éste un estado hipócrita donde los que se consideran católicos se divorcian o abortan, mientras se quejan de la discriminación que sufren a pesar de sus privilegios y siguen imaginando al ateo con una tea en la mano.
Aquí se da por sentado que hay sectores que debemos ser impermeables a todo, los ateos, las víctimas del franquismo, los colectivos minoritarios o no tanto, que deben amoldarse a lo que hay, que se da por sabido que es intocable por imperativo legal. Una España que no ha superado lo de Dios, Patria y Rey.
Esta mañana le contaba a un amigo librepensante y sabio cosas que él ya sabe como que se ha mitificado y multiplicado ad infinitum el papel de la iglesia de barrio y cierta jerarquía progre en la lucha contra el franquismo, hasta el punto que la lucha obrera y de asociaciones no se pueda explicar sin la cruz. Es como si el cura rojo hubiera dirigido el movimiento obrero limpiando la cara de la Iglesia que así pasa de verdugo y cooperante necesario en el golpe y la dictadura al buque insignia del antifranquismo por la gracia de dios. El papel de esta iglesia pseudoproletaria fue un hecho religioso, hijo de la teología de la liberación, no un hecho político enclavado en la cultura laica. Aquí en Catalunya tenemos la mitología de Montserrat y sus abades que han sabido nadar y guardar la ropa en todo momento quedando bien con diestra y siniestra, mientras acogen en sus terrenos una cripta dedicada al Tercio de Requetés de Montserrat, que con sus escapularios en el pecho se creían invencibles matando rojos en el frente. Toda una institución nacional intocable.
A los que ven odio en las palabras, decirles que denunciar no es odiar, solo expreso mi hartazgo ante tanto imposición invisible. Aunque los militantes de la verdad, la justicia y la reparación ya estamos acostumbrados a la hiriente etiqueta "odio y rencor" por no querer sepultar en el olvido de la transción monárquica católica los derechos de nuestras víctimas.
Sobre el texto que adjunto me gustaría decir que la posición de los concejales de Esquerra Republicana en el ayuntamiento de Cornellà de Llobregat no es la línea editorial del partido. Esquerra dentro del mundo de la memoria ha realizado un muy buen trabajo comprometido con las víctimas del franquismo y la transición. La mayoría de los compañeros de la Memoria que militan o simpatizan con este grupo político son laicos e incluso ateos. Quiero hacer mención en especial a Pere Fortuny, querellante en Argentina, a quien le fusilaron a su padre, alcalde de Mollet del Vallès, por intermediación del cura del pueblo que les robó negocio y pertenencias y quiso meterlo en un internado.
Ver texto de la asociación Ateos y Republicanos y la moción en cuestión en el siguiente titular.
PSC, Ciudadanos y PP votan en contra de la retirada del título franquista de alcaldesa perpetua a la Virgen del Rosario. Esquerra se abstiene y CEC-CPC y ICV-EUA votan a favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario