Capítulo de agradecimientos porque dicen que ser agradecidas es de ser bien nacidas.
El día 4 de marzo, tras años de trabajo, entregué en el consulado argentino de Barcelona una denuncia en el marco de la Causa 4591/10, llamada popularmente querella argentina, una petición de justicia para centenares de víctimas del franquismo y la transición de la Colonia de Fuente Palmera, Córdoba. Una denuncia documentada con centenares de páginas con cientos de nombres y apellidos, más de 10 discos con consejos de guerra, expedientes penitenciarios y otros documentos, y varios documentales y libros. Para mí, presentar esta denuncia, era una deuda para con las víctimas y sus familias y que sea registrada en el juzgado que instruye esta causa constituye un acto de verdad, justicia y reparación y un antídoto contra el olvido.
Esta denuncia como cualquier trabajo de investigación tiene mucho que ver con la colaboración desinteresada de muchas personas que han confiado en mí. Personas que solidariamente por la memoria de tantas víctimas han contribuido a hacerla realidad.
No me gustaría olvidarme de nadie a la hora de dar las gracias y en justicia debo comenzar por mi madre, cuyo nombre figura en esta denuncia, y debo hacerlo por su ejemplo, su valentía y su memoria, que me transmitió desde mi infancia, como también lo hizo mi abuela Anita. Por la fuerza de Tránsito, que ya no nos acompaña, y que compartió el relato de su vida y la represión sufrida por los suyos, muy generosamente. Por Francisca que tan importante fue para mí, más allá de su inestimable ayuda para realizar nuestro documental Capitán Chimeno. Héroe del Sur, cuyo padre, hermano e hija figuran en esta denuncia. También a Victoria que nos contó y cantó, y a tantas mujeres de la Colonia que compartieron conmigo historias silenciadas. Grandes mujeres de gran resistencia que superaron sufrimiento y adversidades en los negros tiempos del nacionalcatolicismo con gran coraje. Y a otras mujeres herederas de esas rebeldías enterradas por el machismo, que han germinado a pesar de la opresión. A Aitana, que digitalizó parte de los consejos de guerra que se aportan íntegros a esta denuncia y que lo hizo por militancia y por lo más importante para mí, porque me quiere. A Sandrine que me habló de su abuelo. A Nuria por su libro.
Quiero dar las gracias al historiador Francisco, Paco para mí, ejemplo de integridad personal y profesional militante, que desde Sevilla ha ido dando respuestas a mis consultas y peticiones. A Jaime que desde Castellón me contó la historia de su tío deportado que no sobrevivió al horror nazi y otros relatos de represión de su familia incorporados a esta denuncia. A Paco que desde Barcelona compartió conmigo el diario de su tío exiliado, una historia de lucha, de campos franceses, de esclavitud alemana, de liberación y desengaño lleno de nombres de colonos, que por defender la República pagaron un precio inhumano. A otro Paco al que llamaban el cura y que siempre estuvo dispuesto a ayudarme. A la familia de José Manuel que perdió a su abuelo en Gusen y a quien tuve la satisfacción de ayudar para que percibieran la compensación del gobierno francés a los huérfanos de la deportación, prestación de la que no tenían conocimiento alguno. A Joaquín siempre solícito y comprometido, intercambiando documentación que aporté a mi denuncia y por ser el cronista de la represión en Posadas. A Julio por su encomiable trabajo de digitalización de los consejos de guerra custodiados en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla con quien intercambié causas, que también se añadieron a esta denuncia. A Rikardo que me ofreció los libros de su editorial y aliento. A Alberto y Francisco por sus trabajos y publicaciones que forman parte de esta denuncia. A Xavier por tantísimos años compartidos de vida, de ideas y de luchas e por moitos máis. A mis compañeras y compañeros de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina y de la Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes, una gran familia de incansables militantes de la defensa de los derechos humanos y de la libertad, una parte de la cual me acompañó a entregar esta denuncia. Sou molt grans! Gracias a mi querido tío Manuel que tanto me explicó y que nos dejó el año pasado, mi Paul Newman de la Colonia, y a su hija Paqui que compartió conmigo la angustia con la que vivió la detención de su padre. A mi otra prima Paqui que me habló de mi abuelo al que yo solo vi una vez cuando era pequeña y a mi primo Mario que me habló de su padre, hermano del Capitán Chimeno.
Gracias a las personas que me atendieron en el Mauthausen Memorial Archives en Viena. Gracias a las funcionarias y funcionarios que con empatía, y cumpliendo con sus obligaciones para con la ciudadanía, me ayudaron tras haber recibido negativas previas de sus departamentos. Funcionarias y funcionarios de justicia, de interior, de defensa y de cultura. A las servidoras y servidores públicos del ayuntamiento de Fuente Palmera que me abrieron archivos y respondieron a mis peticiones. Y es de agradecer porque cuántas veces la investigación es un trabajo deprimente cuando topas con una administración que te pone palos en las ruedas. Cuando te encuentras con instituciones que se saltan olímpicamente las leyes si se trata de tu privacidad al servicio de intereses que no van en tu beneficio y que las esgrimen como tablas de la ley cuando se trata de esclarecer ciertas verdades, que en 2020 todavía incomodan a quienes siguen alabando la inexistente modélica transición.
Gracias a las decenas y decenas de personas que hace más de 10 años le brindaron ayuda a una extraña que les llamó por teléfono para preguntarles por víctimas de la represión. A las personas que me abrieron las puertas de sus casas, me ensañaron fotografías, cartas, recuerdos y me contaron tantas historias que no deben ser nunca olvidadas.
Gracias a nuestros abogados Ana Messuti y Máximo Castex por su gran trabajo a lo largo de estos 10 años que cumplirá la llamada querella argentina este 14 de abril, día de la proclamación de la República. Gracias por su constancia, su profesionalidad, su humanidad y su compromiso con la verdad, la justicia y la reparación. Y en especial a Ana, que a pesar de los envites de la salud y la vida, nunca ha sabido decir que no, en detrimento de su bienestar, que no ha recibido el reconocimiento que a todas luces merece como primera piedra y pilar de esta causa 4591/10, que busca en la República Argentina lo que el Reino de España nos ha negado por activa y por pasiva. Y a la que hoy, día de la mujer trabajadora, reivindico como ejemplo de laboriosidad, responsabilidad y superación, como ejemplo de esas mujeres que sin ningún afán de protagonismo hacen cada día del mundo un sitio mejor. Esas mujeres que se merecen los titulares, las fotografías, el conocimiento y el aplauso a su trabajo porque es de justicia, porque ellas sostienen y hacen girar este mundo y porque la última palabra será suya y nosotras seremos su altavoz. Por nuestras bisabuelas, abuelas y madres represaliadas y reprimidas por dictaduras y democracias capitalistas machistas y para que nuestras hijas y nietas sean siempre libres, ni olvido, ni perdón.
Y pido perdón si me olvidé de alguien.
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