Podrán acusarme, todos aquellos que no querían un triunfo del PP, Clamor Republicano incluido, al ver el titular, de inconsciente . Pero para ser sinceros el escenario bipartidista que nos ha dejado el 9-M desde el punto de vista de la regeneración democrática es un tanto triste. No hay ni que decir que la polarización de la política en este país se viene fraguando desde la inacabada Transición, como una hoja de ruta no escrita. Que los ocho años de aznaridad de infausto recuerdo no ayudan a la pluralidad, porque los ciudadanos de izquierda a la hora de votar sólo piensan en que la derecha reaccionaria no acceda al poder. Así tenemos por un lado al PSOE por otro al PP, a los supervivientes nacionalismos de derecha que pactan en función de sus intereses de partido (cosa muy normal, aunque lo suyo es que pensaran en el interés de sus votantes) y a un Grupo Mixto que parece la esquina de castigo del Parlamento.
A buenas horas sacó Llamazares al niño con la bandera tricolor y la Recuperación de la Memoria. Si hubiera estado defendiendo con más ahínco la Ley y si el partido hubiera jugado la baza del republicanismo, igual todos esos republicanos que andan por el mundo practicando el voto útil hubieran confíado su voto en un grupo que nos hubiera dado voz en el Congreso. Pero claro, ahora son dos y a compartir micrófono con muchos otros. No me alegro nada de lo que les ha pasado porque el bipartidismo nos perjudica a todos.
Con este panorama tan poco halagüeño para la República nos va a tocar bailar en lo sucesivo, a no ser que en las próximas elecciones todos los ciudadanos progresistas votaran en conciencia, sin pensar en quien va y en quien viene . Ahora tenemos a la derechona frente a un partido socialista cada vez más autocomplacido que sin nadie que le tire de la manga izquierda avanzará hacia postulados más moderados todavía, con lo que dentro de poco, aquello de votar al menos malo será una realidad.
Pero para que todo no sea crítica a los demás lanzo un reto a la comunidad republicana, tenemos que dejar de lamentarnos, de pelearnos, de personalismos y tenemos que trabajar desde la unidad respetando la pluralidad y hombro con hombro por una meta tan loable como es la III República. Si empezamos a pensar en los adornos del edificio antes de construirlo perderemos un tiempo precioso que juega en nuestra contra. Reflexionemos y hagamos autocrítica.
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