Mientras el rey va a ver a sus primos de Oriente a pasárselo de lujo, rollo las Mil y una noches, con una camarilla de 40 empresarios, cuyo único fin es llenarse los bolsillos y mientras su señora esposa monta en un pobre, pequeño y sufrido animalito de cuatro patas, rodeada de una legión de guardaespaldas en su Grecia natal, los consejeros del Ente llamado RTVE juran ante los príncipes ofrecernos a todos nosotros información objetiva, programas de calidad y contenidos aptos para mentes pensantes. O sea, se compremeten a trabajar, y como notarios se buscan a dos personas protagonistas del cuento real, en un acto de vasallaje a lo Rey Arturo que provoca vergüenza ajena. A Luis Fernández le temblaba la voz, no sabemos si de emoción o por tener que verse en semejantes bretes, delante de unos príncipes pasmados a los que lo único que les debe interesar es que la casa real siga tan bien publicitada en el ente público. Para terminar le dijeron a la princesa que se echaba de menos su presencia en la casa. Nosotros sólo aspiramos a ver a todos estos personajes en el exilio permanente y prometemos no echarles de menos para nada.
Luis Fernández comunicó a los Príncipes el agradecimiento de la Corporación por “esta audiencia, que pone de manifiesto el apoyo y el cariño que la sociedad española presta a una de las instituciones más vinculadas a ella desde un punto de vista sentimental”. (...) En ello estamos comprometidos. Ante ustedes, Altezas, reafirmamos ese compromiso. Su exigencia y su estímulo nos ayudan en el empeño.” VIVIR PARA VER Y PARA OÍR.
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