Parece mentira pero es verdad. En un centro de enseñanza de la población tarraconense del Morell, el director presionado por el Departament d’Educació ha delatado a dos menores que pegaron un cartel en el centro en el que se solidarizaban con los con los detenidos en septiembre pasado por la quema de fotografías del rey. A pesar de que lo hicieron con la autorización del centro los dos alumnos han tenido que declarar ante la Audiencia Nacional, aunque lo justo en este caso es que también lo hubiera hecho el director/a del centro.
Antecedentes:
Un padre indignado al ver el cartel en cuestión, un súbdito de pro, un vigilante a favor de la Casa Real, denunció el hecho a la Guardia Civil. No podía permitir que sus vástagos compartieran ni aulas, ni pasillos con tan peligrosos antimonárquicos.
Consecuencias:
Los menores son delatados por su centro escolar y citados a la Audiencia Nacional para dar cuentas del grave delito cometido, crimen para algunos, que es ejercer sus derechos constitucionales. Y la pregunta es: ¿cómo con la sobrecarga que resiste nuestro sistema judicial, con los casos tan graves que acontecen día a día en este Estado, como los asesinatos de mujeres a causa del terrorismo machista, cómo puede ser que se pierda el tiempo y el dinero de los contribuyentes de manera tan estúpida y negligente?
Consideraciones:
A esas directivas de centros que normalmente cuando ocurren situaciones como el bulling, los malos tratos, las drogas en las aulas, la falta de respeto a profesores incluidas agresiones, que consienten que algunos alumnos vayan al centro a perder su tiempo y el de sus compañeros, que coaccionen al profesorado hasta conseguir que cojan una baja por depresión y que se paseen por los pasillos del centro jactándose de su poder, hacen piña y dejan indefensas a las víctimas. ¿Por qué en este caso han cantado tan rápido el nombre de unos chavales que lo único que hacían era ejercer su derecho ciudadano de opinión? ¿Miedo como el de otros tiempos, que por lo que se ve no han acabado de pasar?. Quizá el Departament d’Educació tendría que ser igual de enérgico en sus presiones cuando se trata de alumnos que aterrorizados y agredidos por sus “compañeros” tienen que acabar cambiándose de centro, haciéndoles víctimas de los matones y de la administración.
Conclusión:
Hemos perdido totalmente el criterio y mientras el mundo se tambalea a nuestro alrededor con graves problemas de todo tipo por resolver, perdemos nuestro tiempo miserablemente buscando gatos a quien echar las culpas. Deben ver en republicanos y anti-monárquicos poderosas zarpas de felinos.
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