Los españoles somos los mejor vestidos según la revista Vanity fair, les extrañará esta noticia porque quizá la verdad no siempre es lo que acaba publicándose. En realidad es Letizia, aquella divorciada casada de segundas con Felipe, eterno aspirante al trono, aquella que la primera vez lo hizo por lo civil y la segunda por la Iglesia, porque "Madrid" bien vale una misa, por lo menos ella lo ha rentabilizado. A los que anden despistados les diré que todos hemos sido premiados con el título de tontos del año por costear a la susodicha los modelos por los que ha sido elegida, eso si detrás de estas cosas no hay otros intereses con su coste económico de por medio. Algo me dice que como presentadora del telediario no hubiera conseguido este título, otro más para la cole. Pero claro ahora viene lo siguiente, después de haber sido catalogadas las españolas en diferentes grupos según el reparto de su volumen corporal, después de luchar para que las modelos de las pasarelas parecieran del "primer mundo" y de poner en marcha una campaña para que los tallajes sean reales, no los de la realeza, nos encontramos con que la princesa consorte, que no se si llegará a la talla 34, es premiada por su suma delgadez. Teniendo en cuenta el índice de población que anda entontecida con la prensa rosa y sus protagonistas reales, creo que aquí la ministra de turno también tendría que haber dado la voz de alarma, diciendo a las adolescentes que Letizia no es un modelo a seguir, pero claro eso no puede ser. Este gobierno que está a partir un piñón con el monarca y su prole solo sale en vacaciones para decir por boca de su presidente y de su vicepresidenta que le repugna una decisión judicial, o sea, que les repugna el estado de derecho. No vamos a ser nosotros quienes defendamos un sistema que no acaba (ni empieza) de representarnos, pero ellos tendrían que hacérselo mirar o empezar a admitir que hay otras cosas más repugnantes. Qué pasa con la violencia doméstica, machista, de género o como quieran rebautizarla en los próximos cinco minutos. Qué pasa con los alejamientos, qué pasa cuando tienes que convivir con el que acaba asesinándote, ¿eso no es repugnante?, ¿no son votantes estas víctimas?. Cuanta hipocresía y oportunismo, pero claro, eso nos pasa por vivir en un país donde el período electoral es eterno y continuo. Las mujeres no existen.
Volviendo al asunto inicial, espero que la famosa revista de las vanidades, cuando cite a la interfecta se acuerde de todos los que pagamos la factura de su supuesta elegancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario