Hoy recoge la prensa dos hechos curiosos y bastante cabreantes. Pero creo que el premio se lo merece nuestro viejo conocido Bono y sus bonadas. El quintacolumnista del PSOE que goza, por lo visto, de derecho de pernada para sodomizar la memoria republicana, ha vuelto a hacer de las suyas. Nos va a colocar una placa en loa de una Sor que por esas cosas del destino nació en los anexos del Congreso y que sufrió persecución, no sabemos cuántos kilómetros tuvo que correr. durante la guerra civil. Esta monja de nombre Maravillas falleció en 1974, después de una vida que no me imagino mala y con el reconocimiento de su secta y de los fieles del régimen. Y canonización post-mortem. Pues bien, hoy mi amiga Milagros, me ha recordado que en Larraga, Navarra, vivió una niña que no pudo pasar de los 14 años porque los fascistas la mataron, tras sufrir auténtico martirio, violación incluida, y que justamente se llamaba Maravillas.
Maravillas Lamberto no será nunca santa, ni falta que le hace, pues la causa republicana ya la tiene en los altares laicos. Su hermana, tras el asesinato de Maravillas y del padre de éstas, tuvo que ingresar en una institución de monjas. Años más tarde tuvo que abandonar su vocación ante la incomprensión de sus compañeras de fe. Hermanas que, ante su insistencia por saber lo que ocurrió a su familia, no dejaban de torturarla diciéndole que algo habría hecho su padre y su hermana para merecer ese final, y que bastante había hecho la congregación recogiéndola. La típica muestra de caridad cristiana de nuestra franquista Iglesia. Pues bien, Maravillas no puede tener una placa en la casa que le vio nacer y que le fue arrebatada a su familia. Creo que Maravillas Lamberto, en representación de todas las víctimas del franquismo, si se merecía tener placa y retrato en el Congreso al lado de otra mujer insigne como Clara Campoamor y alejado de la de los reyes, a la que esperamos quede poco tiempo de lucimiento.
Bono hace y deshace con sus amiguitos de la curia y del OPUS, el PSOE mira para otro lado y nos preguntamos: ¿qué poder tiene este sujeto para hacer una tras otra sin ser llamado al orden? Miedo da la deriva que está tomando esta legislatura socialista.
Y como si fuera poco, resulta que la Audiencia Nacional puede que investigue e intente procesar a un presidente de gobierno, por los crímenes cometidos en la Universidad Centroamericana de San Salvador en 1989, donde murieron 5 jesuitas españoles. Mira por donde el gobierno del Salvador dice que también tiene una ley de amnistía, que han hecho su reconciliación nacional y que no hay que abrir heridas, vaya, que compraron el modelo de Transición español. No deben salir de su estupor, porque mientras que aquí se está lapidando el auto de Garzón, día sí y día también, negando justicia a cientos de miles de víctimas, nosotros queremos seguir con nuestra tradición de arreglar casas ajenas, cuando no somos capaces de aplicar la democracia a nuestras instituciones y de defender los derechos de nuestros ciudadanos.
Y entre tanto la Iglesia, esa que estará muy contenta de tener una infiltrada en el Congreso, no piensa actuar como acusación para pedir justicia por los asesinatos de unos curas, que puede que fueran un poco rojos para su gusto, aquellos de la teología de la liberación.
Maravillas Lamberto no será nunca santa, ni falta que le hace, pues la causa republicana ya la tiene en los altares laicos. Su hermana, tras el asesinato de Maravillas y del padre de éstas, tuvo que ingresar en una institución de monjas. Años más tarde tuvo que abandonar su vocación ante la incomprensión de sus compañeras de fe. Hermanas que, ante su insistencia por saber lo que ocurrió a su familia, no dejaban de torturarla diciéndole que algo habría hecho su padre y su hermana para merecer ese final, y que bastante había hecho la congregación recogiéndola. La típica muestra de caridad cristiana de nuestra franquista Iglesia. Pues bien, Maravillas no puede tener una placa en la casa que le vio nacer y que le fue arrebatada a su familia. Creo que Maravillas Lamberto, en representación de todas las víctimas del franquismo, si se merecía tener placa y retrato en el Congreso al lado de otra mujer insigne como Clara Campoamor y alejado de la de los reyes, a la que esperamos quede poco tiempo de lucimiento.
Bono hace y deshace con sus amiguitos de la curia y del OPUS, el PSOE mira para otro lado y nos preguntamos: ¿qué poder tiene este sujeto para hacer una tras otra sin ser llamado al orden? Miedo da la deriva que está tomando esta legislatura socialista.
Y como si fuera poco, resulta que la Audiencia Nacional puede que investigue e intente procesar a un presidente de gobierno, por los crímenes cometidos en la Universidad Centroamericana de San Salvador en 1989, donde murieron 5 jesuitas españoles. Mira por donde el gobierno del Salvador dice que también tiene una ley de amnistía, que han hecho su reconciliación nacional y que no hay que abrir heridas, vaya, que compraron el modelo de Transición español. No deben salir de su estupor, porque mientras que aquí se está lapidando el auto de Garzón, día sí y día también, negando justicia a cientos de miles de víctimas, nosotros queremos seguir con nuestra tradición de arreglar casas ajenas, cuando no somos capaces de aplicar la democracia a nuestras instituciones y de defender los derechos de nuestros ciudadanos.
Y entre tanto la Iglesia, esa que estará muy contenta de tener una infiltrada en el Congreso, no piensa actuar como acusación para pedir justicia por los asesinatos de unos curas, que puede que fueran un poco rojos para su gusto, aquellos de la teología de la liberación.
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