Es increíble ver como los que manejan el poder, escriben la historia, lo hacen ante nuestros propios ojos sin ruborizarse y sin llamar negativamente nuestra atención. La historia más reciente de este país ha pasado por un gabinete de estética, donde lo mismo te hacen un lifting democrático. que te liposuccionan las excrecencias fascistas. Ese centro de estética adorado por los protagonistas, cómplices y consentidores de la dictadura, como por los claudicadores luchadores antifranquistas, amantes de la reconciliación nacional, y por los demócratas de nueva hornada, se llama Transición. Y ahí sigue, funcionando todavía a pleno rendimiento.
Es este un Estado de desmemoria por obra y gracia de la monarquía y quienes la sustentan. Nadie osa preguntarse por el pasado franquista del monarca, quien parece haber vivido en otro país desde
Nadie se para a pensar en que hacía el príncipe Juan Carlos mientras se firmaban condenas de muerte, se torturaba, se mataba y se privaba de libertades a millones de ciudadanos. Él no estaba cautivo y desarmado como los demócratas de verdad, él era un invitado de lujo del franquismo, que le proporcionó una carrera militar y un futuro prometedor, ser el jefe de todos los ejércitos en la actualidad. De lo que carecía el príncipe era de escrúpulos morales, que eran suplidos por una ambición desmedida, ya se sabe que una corona bien vale la sangre de los que serán súbditos, aunque sea bajo tierra.
Cómo puede un señor que ha presidido consejos de ministros franquistas, cuya casa le envío una nota al padre de Xosé Humberto Baena, más tarde fusilado, diciéndole que ya nada se podía hacer por su hijo, y que mostró su apoyo al Dictador en el balcón tras los asesinatos franquistas de septiembre del 75. Cómo puede ser rey de un estado democrático, si es que un estado monárquico puede ser apodado así. Pues puede porque los ciudadanos se lo hemos consentido y seguimos haciéndolo.
De haber sido un demócrata de verdad se hubiera exiliado al tener uso de razón, cosa que igual nunca tuvo, posicionándose al lado de las fuerzas democráticas en el exterior, censurando la dictadura y esperando su oportunidad. Aunque claro, ésta no hubiera llegado nunca en ese supuesto, ya que el pueblo se hubiera decantado claramente por la opción República, a la muerte del asesino. La referencia hubiera sido la legalidad vigente abolida por las armas golpistas no un sistema arcaico que el pueblo ya había descalificado y descartado en 1931.
Así pues, este es un rey con un pasado fascista, consentidor de crímenes y colaboracionista, siempre un paso atrás de su mecenas, esperando como un buitre su muerte y robándole el derecho sucesorio a su padre, más competencia no tenía, desde el affaire de Estoril. En Portugal hubiera pasado más miserias, aquí se crió rodeado de todo a lo que no pensó en renunciar en nombre de la justicia, la moral, la libertad, los derechos humanos y otras sandeces republicanas, que le hubieran privado de los lujos de los que siempre ha vivido rodeado.
Se han sustituido en los libros de texto los 30 años de Príncipe franquista por los 30 de Rey “demócrata”. Pertenece al club de los que son exonerados de sus cargas fascistas, como al Papa, que anda con su pregón de muerte por África, ahora ya no hacen falta campos de exterminio para deshacerse de los “inferiores”. Claro que Benedicto tiene una representación muy lucrativa, es el manager de Dios en la tierra, y teniendo en cuenta que las monarquías son bendecidas por el altísimo, ya tenemos el círculo completado.
No teníamos bastante con la propaganda gubernativa, que nos cae un programa de
Este programa se emitía un día después de la segunda concentración en Barcelona para pedir Verdad, Justicia y Reparación, exigir el fin de la impunidad para los crímenes del franquismo y la anulación de sus juicios. La gente que se acercó a aquella concentración reclamaba Justicia, con dolor, con emoción, con indignación y con razón. Estas reivindicaciones chocan frontalmente con el sistema monárquico, con un rey que lució las condecoraciones del ejército franquista y que vela para que el franquismo no sea condenado. Conclusión: los derechos humanos y la monarquía son incompatibles y reivindicarlos es trabajar por
Nosotros no tenemos Una bala para el Rey, como tituló Antena 3 su infumable serie, cuyo guionista era un tal César Vidal, maniático del revisionismo y desde hoy mago de los festivales del humor. Nosotros tenemos miles de razones y argumentos para pedirle al monarca que restituya la verdadera democracia, que libere a
1 comentario:
Completamente de acuerdo. Solo una cosa. César Vidal no es un revisionista. Eso es mucho título para él. Sencillamente es un franquista.
Un fuerte abrazo, que ya los tenemos rodeados.
PD: Para mediados del mes de abril ya sacan mi libro del polvorín sobre la represión franquista. Cuenta con un ejemplar
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