Después de las tablas de la ley
en forma de piedra, llegaron las de
papel del BOE, Boleto Oficialísimo de España.
Los católicos de este reino
terrenal de nombre España están de enhorabuena, pues cuentan con un nuevo
certificado para acreditar el retraso científico en el que viven los que gustan
de interpretaciones, que no dejan resquicio alguno para que las neuronas
respiren. En la asfixia complaciente del dios creador de todas las cosas, hasta
de los drones que quitan la vida del mundo, un dios vago, que se echó a dormir
el séptimo día excusándose en el libre albedrío y en el principio de no
injerencia (él debió inventar también el cinismo), sus corderos y sus lobos
devoradores de corderos son felices. Se dedicó a contemplar la muerte libre, la
enfermedad libre, la falta de educación libre (nadie tira piedras sobre su
propio chiringuito), hasta el deshaucio y el despido libre. Todo un liberal
este tipo ubicuo. Una deidad que se comporta como un padre desnaturalizado y
sádico, que solo está dispuesto a dar su gracia de forma caprichosa a sus
ejemplares más fuertes, en sus teorías, eso debe ser la meritocracia, que
explica que el hijo tonto del rico triunfe porque ha ido a un colegio que solo
pueden pagar los de su clase y el hijo listo del pobre fracase cuando
desaparecen las becas. La pirámide que ha funcionado toda la vida, el señor
capitalista en el vértice, l@s parias parad@s en la base y el ojo de dios
suspendido contemplando su obra. Vaya, que dios es un neoliberal ultracatólico,
por lo menos el de la COPE.
Menos mal que dios, para las ateas
como yo, no existe, lógico, eso sí que nos acerca más a la felicidad, la de
quienes se saben capaces de cuestionar los dogmas. Y seguramente este dios
tampoco sea en el que quieren creer muchos cristianos, pues pueden tener mucha
fe, pero no ciega, sorda, muda y totalmente manipulada.
Quizá el tema de dios en el BOE,
como consagrado creador de todo ser viviente y del universo conocido y hasta
del ignoto, parezca un chascarrillo del gracejo español y como una anécdota
traguemos con ello pensando que hay cosas más importantes de las que ocuparse. Y lo les pregunto, ¿Hay algo más importante qué la educación de nuestros
hijos, qué sus valores y de qué crezcan con una mente abierta para ser los
librepensadores del futuro? ¿Es qué queremos pasar nuestra vejez obligados a
rezar por nuestras nietas y nietos,
bajo la pena, que seguro la habrá, de ser multado por hereje?
La división Estado-Iglesia, aquí, es una quimera y será un
imposible con medidas tan retrogradas, cavernarias y nacionalcatólicas como
estas. Lo que se escribe en el BOE en el BOE queda, es como Santa Rita, no la
del caloret del invierno de sus corrupciones. El pobre BOE en estos últimos
tiempos ha sufrido maltrato, se han llenado sus páginas de vergüenza, de oprobio,
de injusticia, como no esperábamos ver, y para guinda la cruz que nos ha caído encima. El día que una
nueva ley venga a corregir esta, si es que la cordura existe, quedará para la
historia que en el estado español dios fue reconocido por la administración en
el siglo XXI.
Me hizo gracia como esta semana
desde Catalunya la señora Consellera d’Educació, Irene Rigau, que dijo que la
única escuela pública declarada como laica era la catalana, cosa que nos honra,
pensando en que la Iglesia del principado es más progresista y serían críticos
ante tal exclusiva: “dios nos ha creado y si no lo aceptamos no seremos felices”,
pecó de inocente. Quién con
alzacuellos y en nómina de la Conferencia va a resistirse a esta golosina, pues
la delegación catalana de la COPE dijo que le parecía la hostia, no sabemos si
consagrada. Aunque la LOMCE a los obispos todavía les parece poca cosa, unas
migajas para que olviden el aborto y otras cuestiones que pueden restar votos a
los populares, si a ellos les da por salir con la cruz a tomar las calles y
cerrar España.
Muchos dirán, cómo sois los
anticlericales, si la religión no es obligatoria. Los niños que tengan padres
valientes y conscientes podrán optar por otra asignatura, eso sí, no sumará para el currículum, como si lo
hace la religión, que sirve también para la petición de becas y que seguramente
no debe ser muy compleja de aprobar, si estás dispuesto a recitar todo lo que
te pidan. Pero cuántos padres hay que tengan la laicidad en la educación como
un requisito indispensable. Hay padres no creyentes que para que sus hijos
gocen de educación de más calidad o no compartan aula con hijos de la
emigración son capaces de llevar a sus hijos a colegios religiosos
subvencionados, o sea, que pagamos todos en detrimento de la escuela pública,
laica, de calidad y gratuita, que tendría que ser prioritaria para todas. En
realidad son minoría los que no están dispuestos a saltar por el aro del aura
santa. O sea, que la mayoría de l@s niñ@s pueden acabar en masa en las manos de
los que llevan moldeando cerebros y sobando cuerpos de manera secular. Tened en
cuenta que el ateo según el BOE no tendrá salvación, pero si militas en
religiones, aunque no sean la verdadera, puede que tengas alguna opción de que
se apiaden de ti y vayas a algún suburbio del Paraíso.
Como mujer, que siempre sale
malparada en esto de las grandes sectas monoteístas, me parece espeluznante que
tengamos que celebrar el 8 de marzo con semejante lastre. Pronto si nadie lo
remedia se celebrará el día de la mujer reproductora, cuidadora y doméstica,
porque para la Santa Madre Iglesia ese es nuestro rol, no es un trabajo sino lo
que dios tenía previsto para nosotras, máxime ahora que el PP va a crear tantos
millones de trabajos que cada súbdito tendrá 3 ó 4, eso sí, a 1 euro la hora.
Es gravísima esta involución que
se está santificando en el BOE. Si Paco levantara la cabeza, moriría de emoción
y devoción al contemplar que en su España, la de Arriba, la democracia jamás cuajó.
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