CONSTRUCTORES DE REPÚBLICAS 2013


Desde que este blog se puso en funcionamiento en 2007 y no por mérito del mismo, sino de la ciudadanía inteligente y harta de tanta represión social y económica, son muchos los republicanos que por fin salieron del armario, miles sus banderas ondeando allí donde la injusticia campa. Este republicanismo enarbola la ruptura democrática, la libertad, la justicia social, la laicidad, la educación y la sanidad pública, gratuita y de calidad, los derechos humanos y también el derecho de los pueblos a su autodeterminación. Porque la solidaridad se construye desde la comprensión mutua y la lucha conjunta contra el enemigo común.

sábado, 18 de agosto de 2018

17-A UN AÑO DESPUÉS.


Previa actos 17-A.
Reconozco que yo soy un poco rara avis para los tiempos impúdicos que vivimos en el gran circo aparador de las redes sociales, deben ser cosas de la edad. No soy muy dada a compartir públicamente asuntos personales si con ello no estoy haciendo denuncia política o social. Por eso no soy muy partidaria de los homenajes fotográficos con autoridades y adláteres varios, que son coyunturales, puede que no malintencionados, pero tampoco altruistas y gratuitos.
Francamente soy de la opinión de que cuando hay una tragedia, del tipo que sea, más que actos multitudinarios de lágrima del minuto y luego soledad para las víctimas, tendrían que hacerse manifestaciones de protesta para denunciar el abandono en el que se encuentra mucha gente después de la bonita catarsis colectiva, que nos reafirma socialmente como excelentes seres humanos y luego a otra cosa.
Si fuera víctima de cualquier tipo de terrorismo, yo o alguien de mi entorno, lo más importante para mí sería que las administraciones me ofrecieran el acompañamiento y ayuda necesario para curar tanto física como psicológicamente mis heridas, que no me trataran como si fuera un formulario burocrático sino como un ser humano, que el respeto y la comprensión fueran de la mano de las prestaciones e indemnizaciones justas, no miserables, que necesitara para poder pasar página de la mejor manera posible. Que me rescataran como a la banca, generosamente sin recriminaciones y a fondo perdido por el bien de la sociedad, no de la economía. Las vidas se rompen y no es trabajo solo de las familias y amistades reconstruirlas, a muy mediterráneos que seamos. El estado con sus gobiernos y las decisiones de los mismos tiene una responsabilidad subsidiaria que debe cubrir con creces. Las víctimas no deben informarse, deben ser informadas, deben ser buscadas, reconocidas y resarcidas. Cuántas víctimas como en el caso de las represaliadas por el franquismo y el nazismo no han cobrado aquello que por ley les correspondía porque el estado no se molestó en informarlas, incluso cuando las indemnizaciones las pagaban otros estados. Aquí impera la cultura de si quieres algo ya vendrás a buscarlo como si se tratara de caridad, no de hacer cumplir la ley, pero luego te monto una manifestación de miles de personas para que veas lo buenos y solidarios que somos.
Todo esto viene al hilo de las convocatorias para recordar a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils, del postureo y el pastoreo, de las polémicas de si son actos por los que sufrieron las consecuencias de estos ataques no deben estar politizados, pero claro, esto lo dicen los políticos que no van a faltar en la foto porque más allá de sus cargos institucionales representan unas marcas que han estado en litigio durante todo el mes a costa de los eventos del 17-A. Y la guinda del pastel ha sido la disputa por la presencia del rey residual, ese que aquí gusta cada vez a menos gente, que viene con su currículum de puente de ventas de armas al país que patrocina terroristas. Monarquía que se sienta a cenar en las mesas de los que dicen combatir el terrorismo. Cinismo en estado puro que vale millones de dólares y euros, las vidas no importan.
Si fuera víctima me importaría bien poco quien va y quien no va a la manifestación oficial, respetaría a aquellos que no quieren que se convierta en un acto de apoyo al rey, ni al gobierno del estado, ni al de la Generalitat, ni al de l’Ajuntament de Barcelona. Quizá lo mejor es que lo hubieran organizado los implicados aquel día y que las administraciones hubieran puesto a su alcance los medios para hacerlo. Pero yo solo hablo en mi nombre no en el de las víctimas.
Tras los actos del 17-A.
No puedo sentir más que vergüenza ajena por lo sucedido hoy en Barcelona. Primero y notorio es que la ciudadanía no se ha visto llamada a participar en este homenaje, hecho que tendría que verse como un fracaso por parte de los organizadores. Una plaza Catalunya a medio aforo.
Dijeron que las protagonistas absolutas serían las víctimas y sus familias, pero eso no significa simplemente que encabecen una ofrenda floral, si luego los subes en un autobús mientras la comitiva política reclama toda la atención de los fotógrafos tapando a los servicios de emergencias que hicieron el trabajo aquel día. 
El rey con Pedrito y la corte de Madrid hace entrada triunfal en la plaza donde una claque con banderas españolas y sombreros a juego regalados por voluntarios de la caspa monárquica le ovacionan como torero en ruedo, pasándose a las víctimas por el arco del triunfo franquista. Los mismos que pedían a gritos y agresivamente que se quitara una pancarta de malvenida al monarca, que han increpado a los mossos escupiendo a las furgonas, que han quitado carteles a las personas que denunciaban los negocios de guerra del estado y la corona mientras les perseguían para agredirles. Los que han gritado a Gemma Nierga por su discurso en catalán. Ha sido lamentable que los familiares hayan estado oyendo consignas a favor de Felipe al grito de ¡No estás solo! como si fuera un acto de exaltación borbónica y no un acto de recuerdo a las víctimas. Unas familias que han sido utilizadas por su majestad haciéndose fotos y vídeos consolando a diestro y siniestro como en un teatrillo hipócrita. Familias la mayoría extranjeras, que ajenas al momento político que se vive en Catalunya, se habrán sentido encima reconfortadas y agradecidas por la cercanía real. Repugnante.
Triste que los mossos hayan quitado a personas que querían entrar a la plaza carteles de denuncia de los negocios reales, que hayan intentado descolgar la pancarta donde se le decía a Felipe que no era bienvenido en un edificio de titularidad privada aunque después hayan dicho que solo querían comprobar que estaba bien colgada.
El acto ha sido, en justicia, respetuoso y emotivo, tanto como la gente que ha decidido manifestarse silenciosamente por la Rambla bajo el lema “del pueblo y para el pueblo, no tenemos rey, no tenemos miedo”, que ha sido aplaudida por el público congregado en el mosaico de Miró.
Qué pena que un acto donde toda la polémica se decantó hacia la censura y la crítica a veces muy corrosiva al Govern de la Generalitat, a las asociaciones y colectivos por el derecho a decidir y por la independencia y a los republicanos en general haya sido al final un fiasco para aquellos que salieron a defender el pleito del estado y la corona y su derecho a la foto. Vaya, ahora toca escurrir el bulto, desde el ayuntamiento, a la delegación de gobierno, al gobierno, a la casa real, bueno los que tienen algo de decencia llevaran la vergüenza consigo, los que no, que ya sabemos quienes son seguramente estarán orgullosos del esperpento vivido hoy en Barcelona.

1 comentario:

Unknown dijo...

dicen que
TODO ATENTADO TERRORISTA
LO ES DE ESTADO
y no se por qué